Desde que el grandioso Skyrim me dio la valiosa lección de recordarme que todavía disfruto de los videojuegos como un niño, la realidad es que he vuelto a estar “abierto” a relaciones más serias con los “videogames”… Gracias a Skyrim un ajetreado servidor ha regresado al mercado de los juegos extensos y profundos.
A pesar de mi nuevo estado de disponibilidad, pensaba que tardaría un buen tiempo a dedicarme en cuerpo y alma a un nuevo título. Ya se sabe, la sombra de Skyrim es alargada y las comparaciones siempre son odiosas. Pero quien me iba a decir a mí, que un viejo y fugaz flirteo, se convertiría en mi nuevo amor…