¡Por Odin, un plataformas!

 

Uno de los males del mundo del videojuego es no aprender de los clásicos. Tratar el videojuego como algo deshechable, por ese trasfondo comercial que aún atenaza el desarrollo de nuevos productos. Miyamoto es un ejemplo de aplicación de esquemas cláscicos evolucionados a las nuevas tecnologías, pero es una de pocas excepciones.

Estos días, uno de los juegos que he estado probando es THOR, la adaptación de la película a la plataforma NINTENDO DS. Es decir, carne de cañón, una licencia en una plataforma agonizante, ideal para hacer un producto rápido e infumable. Bueno, pues no. Sorpresa, sorpresa.

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