En el artículo que hemos seleccionado para hoy, nuestro autor Daniel Jiménez, responsable de Videojuegos y Sociedad, realiza una autocrítica hacia nuestro sector, acerca del sexismo en los videojuegos. Como nos tiene acostumbrados, Daniel nos obsequia con un razonamiento bien argumentado, un escrito breve y conciso en el que el propio Daniel solicita la opinión de todos vosotros… A continuación el artículo:
El otro día estaba leyendo en Newsweek un artículo sobre la misoginia existente dentro de la comunidad afroamericana. Terry McMillan llegó a afirmar que “ninguna cultura es tan irrespetuosa con sus mujeres como la nuestra”, refiriéndose a la representación femenina en diversas obras de autores negros, especialmente la música rap.
La razón por la que el silencio se ha mantenido hasta este momento, según la autora del artículo, podría explicarse por el hecho de que las mujeres afroamericanas no quieren hacerle la vida más difícil a sus hombres de lo que lo es actualmente. Hay más varones negros en la cárcel que en la universidad, y sus crímenes aparecen en televisión con una frecuencia que dobla a la de los cometidos por hombres blancos. Debido la presión social a la que está sometido este colectivo, la autocrítica se considera traición. El rapero Ice Cube afirmaba “ya tenemos suficiente gente ansiosa por criticarnos, no es necesario que lo hagamos entre nosotros”.
Comento todo esto porque, salvando las distancias, creo que algo similar ocurre en el mundo de los videojuegos. Estamos tan acostumbrados a la demonización de nuestra afición por los medios de comunicación y la sociedad en general, que es complicado realizar cualquier clase de autocrítica en cuanto a aspectos sensibles como los estereotipos raciales o sexistas se refiere, ya que equivale a proporcionar armas a nuestros detractores para que persigan sus agendas políticas.
En mi opinión, no se trata de decidir si hacemos autocrítica o no, ya que sin ella no podemos avanzar en estos aspectos, el problema es cuando hacerla. Desde luego, mientras las amenazas de legislar, censurar o prohibir continúen, va ser difícil. Por otra parte, realizar algo de autocrítica podría ayudarnos a demostrar que no somos tan ignorantes o crédulos como se nos representa.
La autocrítica es un arma de doble filo, y por ello debemos andarnos con cuidado. Es posible que lo peor ya haya pasado con la ola de protestas que generaron Grand Theft Auto: San Andreas y Canis Canem Edit (Bully). Sin embargo, a la espera de Manhunt 2 y Grand Theft Auto 4 (Xbox 360), es difícil de saber.
El problema del sexismo hay que tratarlo no ya sólo por su naturaleza discriminatoria, sino también porque afecta a la madurez de nuestro medio. Voy a explicarme a continuación.
Durante mucho tiempo hemos intentado que se hable de los videojuegos con seriedad, pero los estereotipos sexistas suponen una barrera en este sentido. Si intentamos convencer a alguien mayor de cuarenta años de que nuestra afición es un asunto serio, cuando vean la imagen que tenéis abajo, probablemente nos darán una palmadita en la espalda y dirán “por supuesto, lo que tu digas”.
Personajes tan sexualizados son propios de películas de serie B, que debido al bajo presupuesto y a veces la carencia de ideas originales, tienen que recurrir al sexo y la violencia gratuita para vender.
La diferencia es que en un videojuego, estos estereotipos pueden encontrarse dentro de un excelente título, como en el caso del personaje de Rachel en Ninja Gaiden Sigma, pero siguen recordando a los extraños al medio (y a veces a los no tan extraños) que la industria no se toma en serio a si misma ni a sus jugadores.
No estoy diciendo aquí que se elimine la sensualidad femenina de los videojuegos, lo que planteo es que se utilice dentro de un contexto donde tenga sentido. En estos momentos me encuentro en una encrucijada, ¿Debo empezar con la labor de autocrítica desde este momento, o debería esperar a que las aguas se calmen? En esta entrada es especialmente importante vuestra opinión, porque de ella dependerá lo que haga en el futuro con respecto a este tema. Os dejo con lo que considero un modelo a seguir en cuanto a protagonistas femeninos se refiere: Lenneth, de Valkyrie Profile.
En mi opinión, tiene mucho más carisma que todas las heroínas sexualizadas juntas.
Alisia Dragoon ya puso las cosas en su sitio.