En varias ocasiones he mencionado que los videojuegos no provienen de un vacío cultural, sino que se inspiran en la literatura, el cine y otras artes. ¿Es posible que la serie Halo haya tomado como inspiración la épica grecorromana? Roger Travis, profesor de Filología Clásica en la Universidad de Connecticut, analizó en un interesante artículo las similitudes que existen entre la famosa serie de Bungie y la inmortal obra de Virgilio. A continuación les dejo con mi traducción del mismo.
La épica proeza de Bungie: Halo y la Eneida
Roger Travis
Uno de los problemas a los que nos enfrentamos cuando intentamos redefinir la forma en la que criticamos los videojuegos es que no parece que consigamos ponernos de acuerdo en la relación que el medio posee con otras formas artísticas. Las comparaciones con el cine y la literatura son limitadas porque se trata de formas de entretenimiento pasivas, mientras que los videojuegos son interactivos, siendo éste el elemento clave que hace que sean tan culturalmente significativos, pero a la vez difíciles de relacionar con lo que hayamos visto con anterioridad. ¿Es el medio completamente nuevo, o podemos lograr algo comparándolo con viejas formas artísticas?
Para responder a esa pregunta, tenemos que ir más allá de las películas, la televisión e incluso los libros, y llegar al momento en el que desenmarañar una historia era un proceso casi tan interactivo como jugar a videojuegos. La mayoría de los mitos, fábulas e historias religiosas eran originalmente transmitidas de generación en generación mediante narradores que sumergían a comunidades enteras en la trama con el fin de crear una experiencia viva y memorable para todos aquellos que escuchaban. Con el tiempo, esas historias se convirtieron en libros y antologías de cientos o miles de años de historia oral. La Eneida de Virgilio es un gran ejemplo de este tipo de refinamiento histórico, siendo un buen lugar para comenzar si vamos a señalar similitudes entre videojuegos y formas artísticas del pasado.
La Eneida se centra en un héroe epónimo, Eneas, que escapa de la destrucción durante la caída de Troya y viaja por todo el mediterráneo hasta llegar a Italia, vuelve a casarse y funda una ciudad que sentará los cimientos de Roma. Hay que tener en cuenta que la Roma en la que Virgilio escribe la Eneida conquistó Grecia y Cartago mucho antes de que naciera el autor, y en aquel momento se enfrentaba a nuevos enemigos en sus fronteras.
Suena un ligeramente similar a Halo, si uno se para a pensarlo.
La serie Halo se centra en un súper-marine semirobótico llamado Jefe Maestro, que consigue en la primera entrega salvar la galaxia de una coalición de alienígenas llamada la Alianza activando el Halo -un anillo en el espacio creado para apresar otras formas de vida llamadas Inundación. En la segunda entrega, el Jefe Maestro realiza una proeza similar aunque con un interesante giro argumental donde es ayudado por uno los miembros de la Alianza (el Árbitro), a quien se puede controlar en ciertas partes del juego.
Para la Inundación y la Alianza somos lo que la audiencia romana de Virgilio era para cartagineses y griegos. A través de Halo, la cultura americana es para nuestros enemigos lo que la romana era para los suyos a través de la Eneida: una incesante lucha cultural para imaginarlos como extraños y destinados a ser vencidos por nuestra mano. Esta correlación surge de una profunda e importante similitud entre la interactividad de la tradición épica y la obvia interactividad de los juegos de acción y aventura.
Ambas obras emergen en culturas que valoran un tipo específico de habilidad marcial. Para Roma, se trataba de la destreza de los legionarios y sus militares, destreza ligada -al menos en la propaganda- a las celebradas virtudes romanas centradas en el honor y la lealtad; para América, se trata de la destreza del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, memorablemente atados por un código similar y expresado particularmente en la película de Rob Reiner Algunos Hombres Buenos: “unidad, cuerpos, Dios y patria”.
Eneas es un extraño híbrido entre héroe griego y general romano; el Jefe Maestro es un extraño híbrido entre marine y robot-soldado. Su hibridación presenta una interesante conexión en si misma, pero mucho más interesante todavía es la forma en la que su mixta procedencia mítica afecta la forma en la que observamos sus conflictos con sus respectivos enemigos. Las fuerzas de la Alianza en Halo llaman memorablemente al Jefe Maestro “el Demonio” de la misma manera en que Dido, la rechazada reina de Cartago, demoniza a Eneas acusándole de tener el corazón de piedra cuando él rechaza mostrar sentimientos humanos. Funciona en ambos casos: el protagonista con el que la audiencia se identifica casi exclusivamente, es convertido en semi-humano para hacer de él un más perfecto vencedor del enemigo.
Y no se equivoquen: ambas obras tratan sobre la propia preservación mediante la derrota de “el otro”. Halo es un poco más obvio en este aspecto, ya que el universo entero está siendo amenazado. Incluso el examen más superficial de la Eneida y su contexto histórico, sin embargo, nos muestra cuanto se parece a la obra maestra de Bungie: la Roma de Virgilio y su audiencia, en particular un miembro de la audiencia, Augusto César, no existiría sin el esfuerzo de Eneas por encontrar Italia. Tanto Halo como la Eneida cuentan la historia de un héroe sobrehumano que derrota a enemigos demasiado poderosos para alguien normal y corriente como nosotros -enemigos que, sin embargo, muestran un importante parecido a los que tanto nosotros como los romanos nos enfrentamos en nuestro respectivo momento histórico.
Aunque Joe Romano (o si lo prefieren, Publio Romano) no está utilizando el pulgar para mover a Eneas ni escogiendo la línea de diálogo con la que decirle a Dido que se marcha de la ciudad, Publio Romano interactúa con Eneas exactamente del mismo modo en que Joe Sixpack interactúa con el Jefe Maestro.
La interactividad de los juegos de acción y aventura es en realidad una ilusión que los desarrolladores emplean para crear una sensación de inmersión. Al identificarse dentro de la escena, uno se convierte mentalmente en parte de la misma. Además, Virgilio, al igual que otros autores de poesía épica, reconfigura el mito que cuenta en modos que no son familiares para su audiencia, la cual interactúa con la obra conforme las ideas de lo que va a ocurrir se encuentran con lo que el poeta tiene preparado.
¿Existe algún videojugador oculto en Washington D.C. que pueda compararse con Augusto? Porque si así fuera, deberían tomar nota de que los críticos actuales se preguntan si Virgilio era realmente un gran seguidor de Augusto (al final de la Eneida, Eneas abandona algunas de sus virtudes romanas), y jugar como “el Arbitro” en Halo 2 le hace a uno pensar que el enemigo quizá tuviera razón de vez en cuando.
Dan: aquí termina el artículo.
Nota sobre la traducción: la primera frase del último párrafo era originalmente “Are there any closet-gamers inside the Beltway to compare with Augustus?. He traducido “Beltway” como “Washington D.C.” porque la expresión “inside the Beltway” hace referencia a la carretera interestatal que rodea este distrito, y por tanto, al gobierno.
Algunas de las comparaciones que el autor establece en el artículo, como la demonización del héroe, me han parecido algo forzadas, pero también contiene otras bastante interesantes. Es una pena que no elabore sobre la idea que apunta al final, porque creo que puede dar para mucho más. El hecho de que Halo llene al jugador de sentimientos patrióticos y que al mismo tiempo ponga en duda o incluso condene soterradamente dichos valores no me sorprendería en absoluto. Ocurre algo parecido cuando ciertos (repito, ciertos) chavales se acercan a Grand Theft Auto para disfrutar de su acción desenfrenada sin darse cuenta de que el juego, en realidad, critica las injusticias sociales causantes de las situaciones que esos jugadores encuentran tan divertidas, así como la cultura consumista en la que se hayan sumergidos. De alguna manera, si Virgilio pudo reírse de Augusto haciéndole creer que le estaba dando lo que quería mientras le criticaba entre líneas, Grand Thef Auto hace algo parecido con aquellos jugadores que creen que el juego es únicamente un divertido carnaval de balas, y a los que recomendaría pasarse a Saints Row. No sé si Halo consigue hilar tan fino como GTA, pero desde luego es algo en lo que pensar.
Fuente: Videojuegos y Sociedad