La saga de Alien es un auténtico filón para los videojuegos y que siempre me ha provocado la sensación de estar enormemente desaprovechada. Quizá el problema radica en que las dos mejores películas con diferencia datan del 79 y del 86, años en los que la industria del videojuego era aún incipiente y no se disponía de una tecnología capaz de provocar verdadero terror.
ALIEN tuvo de hecho su licencia en ordenadores de 8 bits y contó con un juego de ZX Spectrum muy peculiar, estrategia pura en la que movíamos nuestros personajes como piezas sellando tuberías y arrinconando al Alien hasta expulsarlo de la nave. Era un desarrollo lento y olvidable aunque merece que al menos le echemos un vistazo. ALIENS sin embargo dio bastante más juego, ya que sus adaptaciones de 8 bits fueron labor de Electronic Dreams y consiguieron al menos algo realmente difícil para la época: crear tensión. Iremos atravesando estancias en una vista parecida a la de un FPS, para lidiar con Aliens que aparecerán y que tendremos que abatir en un corto periodo de tiempo. Un aspecto genial era que si fallábamos en alcanzar al Alien éste se abalanzaba sobre nosotros disponiendo de escasas décimas de segundo para abatirlo a quemarropa con un disparo. Esa sensación de ser carnaza de alien quedaba patente y te generaba una ansiedad por acabar con él en cuanto el sonido de alarma nos avisaba de su presencia, con ese tono insidioso que aumentaba de intensidad. Existió una versión americana del juego, también de Electronic Dreams, pero que era una acumulación un tanto floja de minijuegos.
ALIEN 3 fue la más extraña de la saga, y quizá excesivamente infravalorada. Sin embargo su licencia fue aprovechada extensamente por Akklaim, que sacó su juego para cada plataforma existente en ese momento, desde el Commodore 64 hasta Megadrive o SNES. En prácticamente todas el planteamiento era muy arcade-plataformero: atravesar una serie de niveles rescatando prisioneros, con armas como la metralleta-lanzagranadas y el lanzallamas. La mejor versión de “este” Alien 3 era la de Megadrive, con unos gráficos y animaciones excelentes aunque con cierta carencia de enemigos y repetición de esquemas. La de Amiga era casi igual pero un poco más desvalida visualmente. En suma, cierta monotonía y esquemas limitados.
Las versiones que realmente se salían de la norma eran, primero, la de Gameboy que sorprendentemente optaba por una especie de aventura con un planteamiento gráfico que casi recuerda a los Metal Gear de 8 bits o directamente a los Zelda. Diferentes tipos de Aliens, mapeados laberínticos, aparición de “personajes humanos” que vemos que van desapareciendo como en la película, y un enfrentamiento final con la reina Alien. Este juego se convirtió por derecho propio en uno de los más apreciables del catálogo de la clásica Gameboy gris, en contra de lo que uno a primera vista pueda pensar.
La versión de SNES es la otra “rara” y es en la que nos centraremos más. En España llegó de importación por lo que el inglés, presente en la descripción de misiones, es un cierto obstáculo. El planteamiento podríamos decir que es una extensión del aplicado a Megadrive, pero muy perfeccionado. Se optó por dotar al juego de una serie de misiones en cada nivel (6-8 por nivel, 6 niveles en total), y un sistema de contraseñas a modo de savegames.
Empezamos cada nivel en un sistema de pasillos de la instalación, y lo primero es acceder a un terminal para activar la misión, que podemos escoger de las que nos queden por finalizar. Esto, para empezar, dota al juego de una gran libertad para ir afrontando los diferentes retos según nuestras preferencias. El sistema nos ilustrará por dónde tenemos que movernos y qué puertas debemos tomar, además de lo que tenemos que hacer exactamente. Manejar el mapeado y conocerlo es fundamental. Estas misiones son de varios tipos:
– Soldadura: sellar puertas o tuberías o reparar terminales, para lo cual debemos aplicarnos al trabajo hasta que la barra de progreso llegue al 100 %. La gracia es que mientras trabajamos pueden atacarnos, claro.
– Eliminación: destrucción de huevos o de “madres Alien” que vienen a ser Aliens tochísimos y muy espectaculares.
– Rescate: búsqueda de prisioneros al estilo del resto de versiones de otras plataformas.
De esta forma Akklaim quiso exprimir al Cerebro de la Bestia para dotar al juego de mucha más variedad y poder tener incluso un cierto componente estratégico. El problema radica en que para hacer todas las misiones del nivel tendremos que atravesar muchas veces el mismo área una y otra vez y puede generarnos cierto agotamiento. En realidad cada nivel es más de lo mismo (el mismo tipo de misiones) pero con una mayor dificultad, y el aliciente estará en ver nuevos enemigos más potentes y algún escenario que se irá añadiendo al repertorio.
Gráficamente el juego es espectacular ya que al suave scroll se añaden escenarios que a veces son sobrecogedores como esos exteriores repletos de chatarra y con el sol medio oculto de fondo. En los ambientes interiores el juego nos regala un efecto de “oscurecimiento de laterales” muy efectivo que adquiere tintes tenebrosos en los pasillos y conductos de los distribuidores principales. Los escenarios se sitúan en zona de celdas, duchas comunes, exteriores, pasillos infectados de huevos (con efectos de neblina muy notables), armerías, zonas médicas, fundición, etc…
El movimiento de Ripley es bueno aunque su control a veces nos desesperará a la hora de saltar: es fácil ser víctima de un ataque o no calcular bien la llegada a una plataforma. Su habilidad para disparar agachada, colgada o desde escaleras es realmente adictiva. Los aliens son una delicia en movimiento, además de que podremos verlos en todas sus fases de crecimiento: los facehuggers que serán complicados de ver, los escurridizos recién nacidos, los alevines, los agresivos y temibles adultos (que al ser destruidos provocarán un estallido y un temblor) y las “madres aliens”, enormes seres que supondrán un reto decisivo (¡y en alguna misión final atacarán en parejas!). En ocasiones la acumulación de pequeños seres será desesperante y no nos dejará respirar (sin duda un problema que nos desanimará a seguir jugando), mientras que más adelante veremos cómo los Aliens no sólo crecen, sino que mutan de color según se fortalecen y adquieren algún ataque adicional como saltos y esputos de ácido que nos complicarán la existencia aún más.
Afortunadamente disponemos de un arsenal de tres armas que os aseguro que es una gozada utilizar, además de un detector de movimiento que no sirve absolutamente para nada:
– Rifle de Pulsos: para cepillarnos aliens en el más puro estilo Rambo. Ideal para pequeños bichejos. Logradísimo el efecto de disparo, el retroceso, etc…
– Lanzallamas: la propia animación de la llama ya nos incitará a usarlo siempre que podamos, porque es un vicio. Disponemos incluso de varios colores de cargador (rojo, verde o azul) con potencias y duraciones diferentes (y en niveles avanzados querréis tener una hermosa llama azul). Nada que ver con la cochambrosa llama del Alien 3 de Megadrive.
– Granadas: sólo por el sonido y por verlas rebotar en todas direcciones desearemos tener un buen surtido a mano. Perfecta la física que se aplica a su movimiento.
La forma ideal de jugar a Alien 3 es identificar niveles con grados de dificultad (es decir, jugaremos al nivel 6 con su contraseña si queremos un reto potente), y procurar no darnos grandes atracones, cosa inevitable porque cada nivel es realmente costoso de superar. Es mejor abordar las misiones más complejas al principio ya que no nos sentará bien completar casi todo y que acabe con nosotros una de esas aliens gigantes, haciendo que todo el tiempo dedicado no haya valido para nada.
La licencia se lleva a la pantalla con cierta fidelidad de no ser porque en la película sólo hay un Alien, y Ripley no tiene armas de fuego… No entendemos tampoco muy bien por qué en algunos escenarios hay gente asomada a las barandillas (viendo cómo las pasamos putas) y qué es eso del “alien madre” aunque es obvio que se trata de un bicho muy muy gordo. A la reina no la veremos hasta una escena final en la que un pistón hidráulico la arroja a la lava, aunque en la película sólo aparece la reina que sale del pecho de la protagonista. Estas incoherencias son más o menos comunes a todas las versiones, aunque la de SNES es la más fiel en su ambientación mientras que Megadrive recuerda más a Aliens (la segunda parte).
Para el final dejo el apartado sonoro una MARAVILLA. Las músicas orquestales son de esas de ponerte en órbita y desear pegar tiros a todo lo que se mueva. Los efectos de armas, explosiones, todo ello acompaña perfectamente a la acción y la potencia, siendo un abrumador muestrario de digitalizaciones. El juego también contiene alguna escena animada (como las de la intro) que nos proporcionan un pequeño repertorio de Modo 7 y de paso logran recrear muy bien algún pasaje de la película.
Si el juego hubiera pulido algún aspecto de su jugabilidad estaríamos hablando de una obra maestra, pero la necesidad de hacer recorridos tortuosos y vivir momentos de acumulación desesperante de enemigos puede hacernos perder la paciencia más de una vez. No obstante, es un cartucho de SNES que no se ha reivindicado lo suficiente, que no fue bien promocionado en España y que sin duda merece la pena descubrir porque es la mejor experiencia “Alien” en 2D que vais a poder encontrar. Y eso es mucho decir.
Verdaderamente me encantó este juego, que como bien dices, el pasar muchísimas veces por los angostos tubos de ventilación y la cantidad de enemigos en pantalla, hacía de éste, junto al aprender disparar agachado y levantarte si tener que quedarte enganchado, un juego realmente difícil y no apto para personas «desesperadas».
Y los sonidos… uff… sobervios… Me moló. Un gran reto que no tendríais que perderos.
Te me has adelantado, pensaba hacer con este juego un artículo de joya perdida.
Poco que añadir a lo que has dicho, uno de mis títulos favoritos. ¿Sabíais que en parte de Europa se vendió un pack con el Star Wars? Yo se lo compre a una muchacha en su día y venían los dos juntos.