¿Cuántos videojuegos conocéis que unan perfectamente el jugar con tablero y el usar la consola? Ojo, no hablo de trasladar al tablero un videojuego (existen muchos ejemplos de esto) sino de usar las dos cosas físicamente, software y tablero con fichas. Muchos de vosotros creeréis que eso pertenece a experimentos como “Eye of Judgement” de Ps3, o a experiencias como Invizimals, que no usan un tablero como tal pero sí un elemento físico que se captura. Sin embargo es algo que existe desde hace mucho tiempo. Evidentemente la tecnología actual permite que en pantalla pueda reproducirse un tablero, por lo que no tiene mucho sentido (salvo experimentos complejos y particulares) que se juegue simultáneamente con el videojuego y un tablero físico. Es el caso del Trivial Pursuit, franquicia que ha llegado a nuestros días y que ya en tiempos del Spectrum reproducía en pantalla el tablero, incluso con sus tiradas de dados y ciertos elementos multimedia en las preguntas.
El Archon, juego muy conocido de los 80, se jugaba en plataformas de 8 y 16 bits con su propia simulación del tablero de ajedrez y sus criaturas particulares. Por cierto, aquellos que recuerden el Archon y que lo disfrutaron, que sepan que cuentan con una nueva versión para PC remozada, e incluso con una versión exclusiva para iPhone.
Llegados a este punto, concretemos. Existe un juego que en su momento fue muy popular llamado “QUEST FOR THE RINGS”, evidentemente de inspiración Tolkiana, que vio la luz para la Philips Videopac G7000 (equivalente a la Odyssey 2, que competía con la Atari 2600 o Intellivision: digamos que era la tercera en discordia pero con buena difusión en nuestro país) . La Videopac gozaba de un teclado al estilo del ZX81 para poder utilizar instrucciones básicas, siendo una especie de híbrido entre ordenador muy básico y consola de cartuchos (aunque la realidad es que es una consola, pese a las apariencias).
El Quest For The Rings es un juego realmente decano, ya que salió en 1981. Recuerdo una revista de videojuegos, la “Superjuegos” (no sé si era la que luego sería revista del Grupo Zeta, me temo que no) que traía un reportaje sobre este juego en una época donde no existía siquiera el Spectrum y lo más avanzado que había era algún juego de la Atari 2600. Este juego, el Quest for the Rings, desplegaba las aventuras de tus personajes por multitud de castillos, repletos de criaturas como dragones que echaban fuego por la boca, o arañas gigantes. Cada castillo, además, tenía una peculiaridad: unos estaban plagados de lava, otros contaban con muros cambiantes, o incluso estar plagados de muros invisibles.
El juego era muy sencillo: encontrar a lo largo de un mapeado una serie de anillos ocultos. Pero lo que le hacía único era que se jugaba también… con un tablero. La tecnología poco avanzada de la consola no le permitía simular este tablero en pantalla, por lo que físicamente se usaba a modo de mapa y proporcionaba las claves necesarias para ubicarse en el propio juego.
Y gozaba de unas reglas más o menos sofisticadas que había que aprenderse, y previa configuración del propio juego por parte del jugador que se encargara de ser el “RING MASTER”. Él colocaba los anillos, distribuía las criaturas, y todo ello en base a unas reglas y con ayuda del teclado de la consola. Todo esto se trasladaba al mapa, que es la herramienta indispensable para saber por dónde nos movemos. Así mismo, varios participantes podían jugar a la vez y colaborar para hacerse con los anillos, mientras otros podían controlar las criaturas enemigas. Podías jugar, por ejemplo, encarnando un héroe con su espada (que puede derribar enemigos concretos) o ser un mago con hechizos (paralizando enemigos). Algunos héroes podían volverse invisibles y no ser detectados por enemigos (el Fantasma) o atravesar muros de piedra o cristal (Changeling). Esta combinación de habilidades podían ayudarte a recuperar los anillos, algo que se conseguía simplemente haciendo que tu personaje permaneciera unos instantes sobre él.
Los enemigos eran variados en sus características, siendo el más poderoso el dragón. No podía matarse pero sí evitado por cada héroe de diferentes formas. Por ejemplo, el guerrero podía hacerlo retroceder con su espada, el mago paralizarlo un instante o protegerse de su fuego, el changeling quedarse en un muro a salvo de su ataque, y el fantasma podía atravesarlo si era invisible. Las mecánicas, pues, son variadas y muy entretenidas.
Disponíamos de una serie de turnos (50-75-100) que se tenían como máximo para completar la misión de recuperar los 10 anillos en liza.
El original del juego era de esos sólo calificables como “preciosos”: una caja enorme con una bella ilustración, un tablero, mapas, un manual que era una delicia, fichas de juego realmente bonitas… De esos de coleccionar, y quizá el original físico más bonito que conozco. Incluso llevaba una plantilla para adaptar al teclado y que todo resultara más sencillo de usar. Un verdadero juego de esos de congregar a los amigos. Encontrar un original en buen estado y completo es hoy tarea muy difícil, aunque no imposible.
Qué lástima que con el tiempo caigan en el olvido los pioneros, los juegos innovadores, aquellos que sentaron las bases de todo lo que hoy conocemos.
Fotolog del autor: JMV
Una auténtica maravilla, si señor. Conseguir uno en la actualidad es misión imposible como bien dices, sobre todo que esté completo y en buen estado.
Muy buen artículo. Salu2
La verdad es que está chulo ese pack de juego. La verdad que ver y leer el artículo te deja fascinado.
Un gran artículo.