Los primeros sonidos del alba me despertaron. No había dormido profundamente, cosa habitual en mis últimas noches. No obstante, sí tenía la sensación de haber descansado algo. Era la primera vez en muchos días que pude dormir bajo un techo a la vera de un fuego. Llevaba varios días vagando sin rumbo, y empezaba a no encontrarle sentido a todo aquello. Por no saber, no sabía si estaba muy lejos de mi tierra. Pero sí tenía claro, que aquel no era mi lugar.
Abandoné la posada con un par de manzanas y una jarra de hidromiel bajo el brazo. Las bajas temperaturas de aquella zona me obligan a alimentarme con frecuencia si quería entrar en calor. No disponía de medio de transporte, pero tampoco lo necesitaba. A fin de cuentas, carecía de destino. Empecé a caminar por la calle principal, buscando la forma más rápida de salir de aquel poblacho.
No es que fuese un pueblo abandonado, pero el hielo dominaba la escena en toda su extensión. Apenas había actividad en las calles, ya que la noche prevalecía sobre el día. Quizás por esto, el carácter agrio de sus habitantes estaba justificado. No les gustaban los extranjeros, y menos alguien tan diferente como yo.
En cualquier caso, me dirigía hacia la salida de aquel pueblo. Lo abandonaría para siempre. Nunca más volvería.
A la altura de los establos, vislumbré dos sombras con antorchas que avanzaban en sentido opuesto a la mío. No podía distinguirlos bien, pero parecían de morfología humanoide. Por un momento pensé que podría tener problemas, aunque enseguida borré la idea de la cabeza. La gente de ese pueblo era rara, pero en ningún momento tuve la sensación de estar en peligro, así que no tenía por qué ser diferente en este caso.
Conforme iba avanzando hacia ellos, empecé a distinguir las siluetas. Eran dos soldados de la Milicia del Jarl. Pensé en mantenerme neutro al cruzarme con ellos, aparentando indiferencia. Pero no pudo ser.
Uno de ellos, que parecía de graduación superior por su armadura, se dirigió a mí, y me pregunto:
– ¡Oye Elfo! ¡Tu cara me suena!
– Creo que te equivocas.
– Bien, sigue tu camino. No me gustan los tipos como tú.
Justo cuando emprendía la marcha, se oyeron unos gritos desde el otro extremo de la calle.
– ¡Al asesino! ¡Cojan al Elfo!
Los dos guardias desenvainaron sus espadas y se abalanzaron sobre mí. Recibí un corte en la espalda, por lo que mi primera reacción fue salir corriendo, mientras preparaba una invocación. Con el Atronach de Fuego en escena, me dio tiempo a curar mis heridas y coger mi bastón de descarga.
Los guardias estaban desorientados porque el Atronach era demasiado rápido para sus pesados movimientos. Además, desde mi posición y protegido por dos runas de fuego en el suelo, los guardias eran carne de descarga. En menos de un minuto cayeron los dos. Sin tiempo para disfrutar la victoria, dos soldados más alarmados por el incidente se acercaban espada en mano. Mientras recuperaba el aliento, un tercer soldado provisto de un arco, se parapetó en un montículo.
Reviví el cadáver de uno de los soldados caídos para que se uniera a mi causa, y junto al Atronach de Fuego, se encargaron de los soldados que avanzaban hacia mí. Aproveché el caos generado, para rodear al arquero y quemarlo con las llamas directas que salían de la palma de mi mano. Intentó huir, pero un ensordecedor ruido le provocó un tropiezo y cayó. Un destello de luz bajó del cielo, y se llevó al soldado.
Entonces pude verlo en su total esplendor. Era un Dragón. Había oído mil y una historias sobre Dragones, pero nunca imaginé que podría ver a uno. ¿Leyenda, Mito o Realidad? Da igual, ahí estaba, delante mío, estrujando al moribundo soldado con sus zarpas. Una vez acabó con su aperitivo, me miró desafiante, y con un movimiento rápido, me obsequió con una bocanada de fuego.
Afortunadamente, de dónde procedo, estamos acostumbrados al fuego, por lo que el daño por quemaduras fue menor. Sin tiempo que perder, cargué en mi mano izquierda un escudo mágico de custodia para protegerme de posibles ataques físicos de aquella bestia. En la derecha, un continuo lanzamiento de estacas de hielo, para minimizar sus movimientos. El Dragón surcó el oscuro cielo para evadirse de mis ataques, y aprovechó su envergadura para abalanzarse sobre mí. Aunque intenté parar el golpe, mi escudo mágico no fue suficiente para tremendo ataque. Rodé por el frio suelo, hasta que pude incorporarme. Busqué refugio detrás de los establos, con la intención de sanar mis heridas. Mientras lo hacía, el Dragón revoloteaba la zona, buscándome para acabar conmigo. Aproveché para protegerme contra el daño físico y el fuego, mediante unas pociones. Preparé de nuevo el escudo mágico de custodia y en la otra mano, el rayo de hielo. No tenía el alcance de la estaca de hielo, pero si era más intenso. Si me acercaba lo suficiente, tendría una oportunidad de acabar con él.
Salí de mi escondite y corrí a campo abierto con la intención de llamar su atención. Picó el anzuelo, y descendió de forma directa para atacarme con sus garras. Justo cuando lo tenía cerca de mi espalda, lancé una runa de hielo en el suelo. Suficiente, para desorientarle y obligarle a tomar tierra. Aprovechando que el Dragón se recuperaba del aturdimiento de su aterrizaje forzoso, me acerqué lo suficiente para desprender todo mi maná a través del rayo de hielo. Funcionó. Intentó reaccionar, pero era tarde. El hielo penetro sus escamas, y la bestia apenas podía moverse. Nuevamente, me miró desafiante. Acepte el desafío. Saqué mi daga élfica y con un rápido movimiento le atravesé un ojo, provocándole una agonizante muerte.
Con el Dragón muerto, un extraño poder salió de su cuerpo y se introdujo en mí. La gente empezó a salir de sus escondites, gritando:
– Ha matado al Dragón! La leyenda existe! Ese elfo es Sangre de Dragón!
En esos momentos lo tuve claro. Mi estancia en Skyrim tenía un sentido. Soy Sangre de Dragón.
Muy buen análisis de Skyrim, sin duda el más original de los que he leído hasta el momento, se nota que lo disfrutas. Pero lo siento mucho no poder compartirlo contigo ya que para mi, Skyrim es de todos los juegos de rol que he jugado (y han sido muchos) es, junto con Final Fantasy VII el más sobrevalorado de todos. Es increíble como puede ejercer su poder los medios de comunicación sobre la conciencia colectiva. Que más de un medio periodístico del sector le haya otorgado a éste juego la categoría de «Obra Maestra » lo dice todo. Un juego que me había prometido gráficos de ensueño, aventuras sin parangón y jugabilidad sin límites luego me ofrece unos gráficos reciclados de Oblivion con horrendas texturas, pésimo diseño de personajes con una animación robótica, un doblaje regular y una historia simple y sin chicha. Lo siento, no compartir tu experiencia, pero Dragon Age Origins le da mil vueltas a éste título.
@Dobrigin: De entrada, no es un análisis. Básicamente por dos motivos:
1.- Los análisis que realizo, siempre son de juegos que me he acabado, y con Skyrim todavía estoy en ello.
2.- En Infoconsolas no hago análisis.
Este artículo es, simplemente, una forma diferente de narrar el concepto Skyrim.
Por otra parte, respeto tu opinión y es lícito que te gusten otros juegos rol. Ahí está la gracia. Cada uno tenemos nuestras preferencias.
Comentas que Skyrim está sobre valorado. Puede ser. Yo todavía no lo he valorado en su justa medida, porque como he comentado antes, me gusta valorar los juegos en su totalidad. Si se ha hecho campaña de medios con este juego o no, sinceramente me es indiferente. Procuro tener criterio propio para valorar lo que me gusta o lo que no.
Afirmas “Un juego que me había prometido gráficos de ensueño, aventuras sin parangón y jugabilidad sin límites luego me ofrece unos gráficos reciclados de Oblivion con horrendas texturas, pésimo diseño de personajes con una animación robótica, un doblaje regular y una historia simple y sin chicha”.
Parece que le das mucha importancia al apartado gráfico, y me parece bien. Cada uno tiene su orden de preferencias en las cualidades que un juego debe ofrecer. No es mi caso. Aprovechando que nombras a Oblivion, (como bien sabes es un juego de 2006), lo jugué en 2008 en PS3, y es uno de los mejores juegos de rol que he jugado nunca, a pesar de su apartado gráfico totalmente desfasado. Y créeme, yo también he jugado a muchos juegos de rol.
Puede entender tu decepción con Skyrim, viendo lo que esperabas. Por tus comentarios, entiendo que te lo has acabado, así que te invito a que le des una segunda oportunidad para que disfrutes de su mundo persistente, de su libertad de acción total, de su tecnología “All the Way” y de su sistema Radiant Story, entre muchas otras virtudes que ofrece el juego de Bethesda.
Por último, no hay que disculparse por no compartir los mismos gustos. Y, efectivamente, Dragon Age Origins también es un gran juego de rol.
Joe que excelente relato de principio a fin lo he leido, muy bueno.
@jesse1978: Gracias! Me alegro que te guste!
Juegazo!
Llevo unas 40 horas y si he hecho 3 misiones de la trama principal son muchas… Dentro de poco creo que optaré por centrarme en esas misiones porque si no, no voy a terminarlo nunca 😆