Tras el alarde de ingenio y prosa con el que he titulado este artículo, me dispongo a explicaros las bondades de este curioso videojuego. ¡Pero cómo! ¿Qué todos ya habéis flipado con el juego de los cubos?
Mmm… Seguro que por ahí todavía queda algún remolón que al igual que yo hasta hace muy poco, no se había dignado a probar este juego tan rarote. Ahí van mis aventuras y desventuras por el Minecraft o dicho de otra forma, uno más de los 200.000 artículos de porqué debéis probar este juego si aún no lo habéis hecho.
Años y años de experiencia acumulada en los videojuegos, me han servido para construir un gran muro a prueba de todo “hype” y demás artimañas de la industria y sus fieles vasallos, es decir, los blogs de videojuegos sedientos de nuevas imágenes o videos que mostrar a sus lectores. Hasta el momento me ha ido bien, el muro resiste y atrás quedó ese chaval que tenía los gastos videojueguiles planificados con 6 meses de antelación. Paciente y tranquilo, voy disfrutando los juegos según mi tiempo libre. Sin pasar pena, todo un logro personal señores.
Mi muro tiene muchas cosas buenas, pero en ocasiones es demasiado alto para dejarme ver aquellos videojuegos a los que realmente merece la pena abrirles las puertas desde el primer día. Y esto es precisamente lo que me ha sucedido con el Minecraft, mientras gran parte de la comunidad jugona ponía el Minecraft por las nubes, yo me limitaba a pensar “curioso juego”, habrá que probarlo algún día. Lo probé y fue un fiasco. Una mierda vamos.
¿¡Una mierda el Minecraft!? Apagaaaaaaad las antorchas, bajaaaad esa hoz… Lo probé en móvil, y en móvil es una bazofia o como mínimo, en mi Sony con de más de tres años equiparable en términos de telefonía a un MSX. Pero no sólo eso, me adentré en el gran mundo del Minecraft sólo, perdido, desinformado y tirado en el sofá haciendo tiempo para cenar. Hablando en términos gastronómicos, mi primera experiencia en el Minecraft fue como si me hubiese ido al restaurante de Ferran Adrià justo después de zamparme 5 hamburguesas en el chiringuito del pueblo y con unas anginas de caballo. Peor imposible vamos.
Y el tiempo pasó, meses y meses, años y años hasta que mi particular muro se desquebrajó por completo por culpa del mejor marketing que puede tener cualquier videojuego: Mi hermano Xavunis me dijo “Ey tío! estoy hecho un zampabollos que no me leo tus artículos de nuestra web y el Minecraft mola mucho” (Xavunis, webmaster de Infoconsolas, cuando lo leas lo puedes editar). Una sola frase, repetida unas 12 veces (no atina siempre con los juegos el chaval), fue suficiente para que una tarde me sentase delante del PC dispuesto a experimentar qué era eso del Minecraft. Ahora sí, en condiciones.
En condiciones perfectas diría yo, tras comentarme Xavunis en que se basaba el modo Survival y cómo funcionaba, una vez conectados ambos online y siguiendo al monigote de mi hermano, lo primero que hicimos fue darnos una vuelta por los alrededores e interior de su casa, momentos de gran satisfacción personal para cualquier jugador de Minecraft que se precie. Su jardincito, su huertito, vaquitas y gallinas, cofres, muebles, espaditas y armaduras, interiorismo tono abedul… Muy bonito todo y bastante graciosote, del rollito Animal Crossing pero unas 200.000 veces más abierto.
Y la cosa tenía su gracia la verdad, me regaló un pico, una hacha, una pala y un par de patatas, más que suficiente para comenzar en modo Survival con el preaviso de “David que no te maten, que pierdes la experiencia para encantar y tus cosas”… Ok, ok, pues a buscar un terrenito cerca de su casa y a construirme un hogar. Y ahí, en ese preciso momento, es cuando Minecraft me ganó, me conquistó, me absorbió…
Minecraft es creatividad y adicción en estado puro, uno de esos juegos aparentemente simples pero que no cesan de sorprenderte día a día. Un juego atípico en el que cada uno se marca sus propios objetivos y obtiene, únicamente, el placer y la satisfacción de haberlo conseguido. Y como sucede siempre, si es en compañía mucho mejor.
El simple hecho de construir tu primera casita y siempre hablando del modo Survival, conlleva toda una serie de acciones que en vez de resultar pesadas o aparatosas, contribuyen a que conozcas poco a poco como funciona todo en el universo del Minecraft. Una acción te lleva a otra y poco a poco vas conociendo y domesticando este territorio inicialmente hostil en tu mundo ideal:
Tala madera para tu futuro hogar con tu lento hacha de piedra, ves a la mina a por hierro para poder mejorar tus herramientas, pica piedra ahora con tu nuevo pico de hierro, construye un buen muro de defensa, crea tu huerto para no morir de hambre, amplíalo con una granja para tener carne, lucha contra los zombies de noche, vuelve a la mina para poder hacerte una armadura decente… Y así podríamos seguir hasta el infinito.
Cada nuevo propósito nos embarcará en una nueva aventura, las cuales pasaran de sencillas misiones iniciales a gigantescos episodios multiplayer que pueden durar semanas en base a nuestro objetivo. Todo esto unido al mantenimiento de nuestro quehaceres habituales, los cuales nos habremos autoimpuesto pero siempre de una forma fluida y ágil, nuestras acciones nos darán experiencia real y lo que antes tardábamos horas, al cabo de poco tiempo de practica lo haremos en minutos.
Dicho esto, podría seguir contando y enumerando sus numerosas virtudes o peor aún, adentrarme profundamente en su funcionamiento para ayudaros en la iniciación de este gran juego. Pero seria tan inútil como pretencioso por mi parte. Cientos son las guías que encontrareis por Internet realizadas por grupos de personas que conocen el vasto mundo del Minecraft mucho mejor que yo, de la misma forma que miles son los artículos que desde hace años nos han avasallado con este juego.
En consecuencia, lo más que puedo hacer es, para todos los que todavía no os hayáis decidido a dar a este juego la oportunidad que se merece, recomendaros que se la deis. No es fácil para un videojuego lograr que la crítica de la propia industria, medios especializados y usuarios de todo tipo, coincidan en vanagloriar a un mismo videojuego. Y si además os lo recomienda un servidor que no tiene nada que ganar ni motivos para engañaros… ¡Todo el mundo a jugar al Minecraft!
PD: Por puro acto de moral, únicamente mencionar respecto a la última imagen que al Sr. Xavunis no le gusta Pitbull, de hecho odia el reggeton. Fueron semanas las que tardó el chaval en darse cuenta de mi “obra maestra”.
hay un par de cosas en esta vida que son droga pura para un gamer. Cosas que no tendrias que jugar jamas si aprecias tu vida social. Cosas salidas del inframundo para devorar las almas de los gamers. Y minecraft es una de esas cosas. Ahora entiendo por que faltan tantas consolas importantes que añadir a la web…
yo me he desenganchado de minecraft y leer esto me da mono otra vez… es un juego que juegas te enganchas vas a trabajar y pensas en el y cuando estas una temporada sin jugar no sabes muy bien por que … juegas de nuevo. y a los 3 meses sales de tu madriguera\zulo videojueguil pensando que todo paso ayer y a la chica que tenias casi ligada no le parece lo mismo…
Pero ya lo que es orgasmico es estar en un servidor y hacer cosas en grupo o en comunidad.
es uno d elos juegos que la berdad son muy enbisiadores 😀