En mi generación llegabas a esto de los videojuegos por dos vías: las hand-helds –las maquinitas, que decían nuestros padres- y las recreativas.
Dicen que en España hay más bares que cualquier otra cosa, visitas un pueblo pequeño y podrá no tener médico, panadería o tienda de ropa pero nunca faltará un buen bar donde refrescar el gaznate. ¿Recordáis cuando en cada uno de esos bares podías echarte un vicio al Toki, Street Fighter II, Hang-On o cualquier otra recreativa mientras tus padres apuraban el botellín de Mahou?
Es curiosa una simbiosis tal en un país en el que ni siquiera hoy en día existe una cultura en torno al videojuego. La paga semanal se quedaba corta para acceder a las máquinas que nos transportaban a otros mundos que solo se hacían tangibles en nuestra imaginación o al otro lado de esos enormes monitores de tubo, mas allá de esos sticks y botones de colores, al otro lado de un mueble surcado de marcas de cigarros y manchas de chupa chups.
Hay dos elementos fundamentales en el éxito de las recreativas: se convirtieron en un lugar de juego con una importante componente de reto y prestigio social –el guardado de las mejores puntuaciones, los dichosos records- y además nos acercaban unos mundos maravillosos que nuestros precarios sistemas domésticos no podían emular.
La fórmula para engancharnos a esos videojuegos era sencilla: acción directa, jugabilidad precisa y accesible, dificultad alta pero ajustada, es decir, un diseño de gameplay desprovisto de florituras encaminado únicamente a que no quieras dejar de jugar desde el primer instante. Por eso los que vivimos esa época tenemos en tan alta estima esa forma de hacer software de entretenimiento. Hoy en día las grandes productoras parecen obsesionadas con justificar con medios técnicos sus desorbitados presupuestos cuando para hacer un buen juego solo hacen falta ganas de entretener desde la base. Para poner un ejemplo, uno de los juegos que más disfruté el año pasado fue Assassin´s Creed II, y no fue por su recreación de El Renacimiento en Italia o por su historia o sus gráficos. Simplemente no pude dejar de jugarlo desde el primer momento porque el planteamiento de cada misión, ya fuera de la trama principal o secundaria, era directo y preciso, diferente y viciante. Incluso el control del personaje por los tejados de Venecia o Florencia era divertido en sí mismo. La exploración del entorno, el formar parte de ese mundo era sumamente gratificante.
Recuerdo cuando superar cada pantalla del Pang era más adictivo por ver la imagen de cada nuevo país visitado que por explotar las dichosas bolitas. Es cierto que en aquella época todos éramos más inocentes y el hecho de jugar a una máquina recreativa se convertía en algo romántico, casi trascendente.
Por eso cuando entro actualmente en un bar y soy yo el que se toma la cerveza dirijo subsconcientemente la mirada al rincón del fondo del local o al lado de la maldita tragaperras de turno a ver si aparece de repente uno de esos muebles tan poco estéticos como absolutamente irresistibles, uno de esos vórtices a mundos inexplorados de placer lúdico, esas sensaciones que muy de vez en cuando puedo disfrutar hoy en el salón de mi casa amarrado al control pad y que en los lejanos años 80 y 90 era algo tan común como encontrar un bar a la vuelta de la esquina…
Web del autor: The Videogame Culture
Antes de que hubiesen recreativos en mi pueblo, en un bar tenían el juego «Rigar» en otro 2 cabinets (muebles recreativas) con dos juegos en cada una: Uno tenía el «Super Pang» y «Bomber Man» y el otro el «Tetris» y «Italia 90». En otro, que era mi favorito, después de clase a las 17h, salíamos a jugar al «Ghouls´n Ghosts»… ¡Dios! No sabiamos en título del juego porque estaba en japonés (Dai Makaimura). Lo descubrí cuando fuimos a Alcampo y mis padres me regalaron la consola, detrás de su caja, unas capturas, y ahí estaba: El gradioso y bendito «Ghouls´n Ghost», su nombre escrito bajo su captura. Lo guapo fué, que al no tener conocimientos de inglés nuestra pronunciación fué: (Gostan goust) 😀 Si! En serio, así como cuando vimos el primer Street Fighter lo decíamos así: (Street fiser) ¡Que recuerdos! Ahora sólo quiero tener una en mi casa desde que apareció la serie «Salvados por la campana» y aparecía una recreativa en el salón.
Pues solo es moverse, tiempo, maña y un poco de pasta o buenos contactos. Nosotros tenemos la “Soufei’s Arcade”, un recre en casita con los mejores juegos de los 80’ y principios de los 90’. Un amigo me consiguió el cabinet (mueble) y el resto es una historia que ya contaré algún día… Pero vamos, que ese puede hacer que es lo importante…
En mi barrio hubo un bar que se hizo famoso entre la panda por tener la máquina de «The Glob», también conocida como «la de la gota de agua» que nos volvía locos entre nosotros por ver quien se llegaba a la siguiente pantalla.
Tenía cierto encanto ver entre tanto hombre curtido jugando al dominó y al mus a un grupo de mocosos orbitando en torno a la recreativa de turno. En fin, qué tiempos aquéllos.
Saludos.
David V. Yo tengo un amigo que se la ha hecho él. Trabaja de carpintero, y la mitad de profundidad, ya que se ha puesto una TV LCD, el trabajo es impecable, pero a los más sivaritas como yo, una 100% mueble arcade me molaría mazo. Espero que nos lo cuentes algún día.
MASP. Si, un gran juego, me acuerdo de el, así como ahora, en un pueblo cercano al mío, tenían en un bar el juego Bomb Jack. La verdad, sólo me arrepiento de que aquellos tiempos nos hayan pasado volando y sólo queden en nuestros recuerdos.
Excelente artículo holdy!
Dani_kick, como te ha dicho David es cuestion de moverse. Yo tengo dos en mi casa (una en casa y otra en la parcela), aunque una de ellas esté ahora mismo pendiente de restauración (o de venta para pillar una Naomi, ya veremos).
Salu2!
Pues eso haré. A ver si puedo hacerlo pronto. Un abrazo chicos!
En Lucena (Cordoba) se conserva aun una sala de juegos con el Wonder Boy, Snow Bros., Pang, Cadillacs, Point Blank, Time Crisis… Si podeis id a visitarla antes de que la cierren porque es una visita obligada a todo jugon.
En otro orden de cosas, respecto al respeto que mientas en tu articulo, la ultima vez fui con un colega a jugar (fuimos exclusivamente a Lucena a eso XD) y teniamos un corrillo de nenes diciendo «Y los viejos estos que hijos de puta como juegan» y no veas, entre la añoranza a esas frases, lo de viejos y la situacion se nos iba a caer la lagrimilla y todo.
Gran articulo.
Qué bueno compañero 3XCL4M4t10N! Me pilla un poco lejos Lucena pero si algún día paso por allí intentaré hacer una visita a semejante templo lúdico XD.
Gracias a todos por vuestros comentarios!