Estás rondando los 50 años aunque cada día te ves más joven, tienes sobrepeso, un espeso bigote, eres fontanero en época de crisis, como único amigo “real” tienes un hermano más alto y delgado que tú, y hace más de 20 años que llevas puesto el mismo uniforme de trabajo.
Pero de repente, ¡el reino necesita de tus servicios! ¡Han raptado a tu novia, la princesa! Mmm… ¿Algo no cuadra, verdad?
En el mundo del cine o la literatura, entretenimientos culturales con mucha más historia que nuestro querido hobby, todos sabemos reconocer fácilmente significados aparentemente ocultos o disimulados por parte de sus creadores. Una persona adulta, podrá reconocer objetos, escenas o personajes, los cuales representan mucho más de lo que estamos viendo o leyendo, obteniendo un significado mucho mayor.
Estos paralelismos, metáforas o demás recursos, son usados por sus creadores para evitar ciertas censuras, dar una mayor profundidad o dotar de diferentes significados a un elemento, en base al público que los este viendo (siendo la edad un típico factor). Como ejemplo, basta decir la diferente percepción de “Alicia en el país de las Maravillas” entre un niño y un adulto.
Con los videojuegos, en la mayoría de los casos hasta hace relativamente pocos años, el asunto era bastante diferente. Como si de un cuento se tratase, abríamos nuestra mente y aceptábamos y asumíamos todo lo que sus creadores querían contarnos: ¿Un erizo azul corredor? Ok, ¿un dragón llamado Spyro que habla? Ningún problema, ¿una invasión de zombis o aliens? ¡A por ellos!
Es el punto de vista correcto y acertado, no hay ningún problema. Conocedores de lo que buscábamos, a un videojuego que sólo pretenda entretenernos, nunca le hemos pedido explicaciones o exigido una lógica, “dime cuales son las reglas, que me pongo al trapo”. Pero como todo en esta vida, todo depende del cristal con que se mire… y si cambiamos nuestro punto de vista, y miramos a nuestro viejo compañero de aventuras, Mario, la cosa cambia bastante:
Históricamente, Mario es un inmigrante italiano cincuentón, el cual trabaja como fontanero, principalmente en la construcción, aunque ha desempeñado múltiples trabajos a lo largo de su vida. Obeso, frondoso bigote y una sospechosa gorra que parece ocultar una desarrollada calvicie, Mario no es el súper héroe al que los videojuegos nos tienen acostumbrados.
Aunque ha sido protagonista o ha participado en incontables juegos, la trama principal de la saga ha sido, en la mayoría de los casos, la recurridísima historia de “chaval, ¡han raptado a tu novia!”, unida en un alarde de imaginación con un, “chaval, que encima tu novia es la princesa”…
Si lo miramos con buenos ojos, podemos decir que la historia de Mario, es una continua muestra de superación y equiparación de clases. Cualquier persona, puede realizar una gran hazaña y llegar a integrarse en un círculo tan restrictivo como el de la mismísima realeza. Pero esto seria contemplándolo con muy buenos ojos… Si lo miramos de una forma realista, Mario es un esquizofrénico obsesionado con una mujer, que puede ser tanto princesa como novia de un “segurata” de discoteca.
Mario es un enfermo, una persona cuya mente ha creado un mundo de fantasía en torno a su dama. El cerebro de Mario, ha tomado el control optando por la escapatoria del mundo real, dejando atrás una triste y a la vez, corriente vida, por cumplir los sueños de todo ser humano: El amor imposible, la superación de metas, el reconocimiento…
Mario no ve calles y edificios, no percibe coches o personas, Mario ve montañas, desiertos, pirámides, animales imposibles y setas que le hablan. En ese mundo de fantasía, sólo tiene un aliado, su alter ego, Luigi. Un hermano que siempre está ahí, con un parecido asombroso y que le idolatra, siempre ha sido el segundón, siempre ha estado en la sombra, pero no le importa, la admiración que siente por Mario es superior a todo. ¿Lógico? No, mucho me temo que nuestro querido Luigi también es obra de la fantasiosa mente de nuestro querido Mario…
A lo largo de sus principales aventuras, Mario consigue una y otra vez rescatar a su amada princesa de las garras del malvado Bowser, recibiendo una y otra vez las “gracias” de su dama, para dejarle posteriormente colgado y marcharse a su lujoso castillo… Esta claro que la princesa no es tal, existe en la vida real, pero ni tiene castillo ni tiene ejercito o vasallos, al igual que el rey Bowser.
La figurada princesa y su marido Bowser, un corpulento hombre normal y corriente, disfrutan desde hace muchísimos años de un feliz matrimonio, viven su día a día juntos, hacen la compra los fines de semana y se van de viaje de vez en cuando. Pero cada pocos años, sufren irremediablemente la salida del psiquiátrico de nuestro compañero Mario o la falta de medicación del mismo:
Mario se despierta, hace semanas que no toma su medicación, lleva su habitual uniforme, siempre viste igual ya que le da seguridad. Piensa que no envejece cuando se mira al espejo, se ve igual que siempre… Pero esa mañana algo ha cambiado…
Mario sale de casa y se dirige como cada mañana al colmado de su barrio, para comprar lo que su pobre paga del estado le permite. El dependiente le saluda y le pregunta como cada día, por su estado y por la familia, pero esa mañana Mario no ve a su dependiente, Mario está hablando con una seta, la cual muy preocupada le dice que han raptado a su novia, la princesa…
Mario responde al momento, la chispa ha saltado, Mario ya ha dejado nuestro mundo real para adentrarse en su mundo de fantasía… Correrá por las calles, esquivará grandes coches, robará comida cuando tenga hambre y no parará hasta dar de nuevo con su amada princesa. Él no ve a gente, no ve a niños o ancianos, sólo ve enemigos que puede dejar vivir o golpear hasta dejarlos en el suelo. Subirá edificios, escalará montañas o asaltará jardines y piscinas, si se ve acorralado, una alcantarilla le llevará a otros lugares…
Su mente transforma la realidad en una idílica aventura, en la que su único objetivo es rescatar a esa pobre mujer, que no hizo mayor mal que el dedicar una sonrisa y unas amables palabras, a un hombre que parecía perdido en una estación de metro…
La historia se repite una y otra vez, cada pocos años Mario deja nuestro mundo para acosar a la mujer que le obsesiona, enfrentándose a un mundo hostil con todas sus fuerzas y locura… Y nosotros, le acompañamos, le agasajamos, le ayudamos a que cumpla su fantasía sin importarnos nada más que nuestro entretenimiento, esperando ansiosos y alegrándonos cada vez que la locura vuelve a su vida, siendo cómplices voluntarios de su demencia…
Esta es la vida de Mario, una persona que cambio su vida por un mundo de fantasía. El nuevo Don Quijote del siglo XXI.
Que pena , Pero bueno…
Es lo que tiene el consumo desmesurado de setas alucinogenas
¿no creeis?
¿Lo dices por mi o por Mario? XDD
Bueno, si Mario es así, nosotros nos entretenemos con eso.. Yo creo que el comentario era en parte para Mario y para ti David. xD
Y es genial recordar a Mario, si tiene buena pinta, y para que decir la princesa, que está bastante buena, pero no es «sexy», aún así la querría para mi.
Que siga Mario con sus alucinógenos, que me da vicio por años!!!!!!.
David V:
No, no iba dirigido a ti , sino a nuestro fontanero»yonki» preferido.
Pues la princesa esta mas plana que una niña jaja, pero Mario es un obsesionado y encima nos deja los bolsillos vacios con sus juegos off topic miietnras sus creadores nadan en su pisina llena de deinero al puro estilo del Mac Pato (Tio Jilito en españa).
jajajaja david te agradezco este articulo me entretuvo mucho en un dia en q solo pensaba en las preocupaciones cotidianas, saludos desde Costa Rica