Movido por la opinión de algún lector que siente que en alguna ocasión se da a entender que el PC se considera superior a la consola en materia de videojuegos, o simplemente en general, convendría hacer una elegía de todas aquellas máquinas que nos posibilitan disfrutar de aquello que en el fondo buscamos: buenos videojuegos.
Recuerdo siendo usuario de un ZX Spectrum y de un Amstrad PC 1512 cómo miraba de reojo las infinitas posibilidades que ofrecía en aquella época un Amiga o (en 8 bits) un Commodore. Era la época de los ordenadores personales, y el PC compatible tenía un enorme potencial pero para otros menesteres. En materia de juegos era, por decirlo suavemente, una decepción. Ver el Defender of the Crown en una triste CGA ante el despliegue del Amiga era como para desmoralizar.
A principio de los 90, sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar. El PC empezó a resurgir como estandarte tecnológico y como exponente de los juegos más potentes… si es que algún estudio estaba dispuesto a apostar por él. A mediados de los 90 ya estaba claro que cualquier consola de videojuegos siempre estaría por detrás tecnológicamente, pero sin embargo el mercado realmente era espoleado por Nintendo y Sega, y después por Sony, y no por el PC. ¿Por qué? Pues bien sencillo, porque por 20.000 pesetas podías disfrutar de una consola de 16 bits con un montón de obras maestras, mientras que para disfrutar de la vanguardia del PC hacía falta unos desembolsos prohibitivos. El PC tenía otras funciones y el videojuego era algo importante pero más bien «periférico». No son las máquinas más potentes las que suelen hacer mercado sino las más versátiles, las que se acercan más al equilibrio calidad-precio, y en la Gameboy tenemos un buen exponente. Desde luego el usuario de consolas siempre miraría con envidia alguna maravilla en las pantallas del PC, efecto contrarrestado normalmente con extensos catálogos plenos de diversión y variedad.
¿Son las consolas hermanas pequeñas del PC? No diría tanto, pero la investigación tecnológica del mundo del PC proporciona los componentes idóneos a las consolas para lograr su propia optimización para el fin para el que son creadas, que no es el mismo fin que los PC. Así, con un hardware en general bastante inferior, logran optimizaciones sorprendentes y a un precio asequible para el bolsillo popular. Poco a poco las consolas van incorporando a finales de los 90 funcionalidades propias del PC en la medida en que son interesantes para el usuario, como reproducción de video o sonido. De máquinas fantásticas como la Dreamcast saltamos a generaciones como la de la Gamecube que se nutre del saber de empresas como IBM o ATI para sus tripas internas.
La generación actual propone máquinas con potencias francamente cercanas al PC en el momento de su nacimiento (PS3 o Xbox 360) evidenciando que el éxito del hardware de una consola consiste en lograr ese equilibrio entre fuerza bruta y contención de costes. Casi todas las consolas son deficitarias en su lanzamiento, proporcionando su beneficio con el tiempo mediante licencias y abaratamiento de costes, que es la clave.
Así pues, el PC acaba siendo la expresión doméstica del avance tecnológico, una plataforma versátil de coste importante, que podría ser vanguardia del videojuego y que en cierto modo lo es. Pero si embargo no puede ser la plataforma principal porque no es una máquina de juegos en su concepción, y su coste y filosofía no lo hacen una máquina accesible al gran público. Y las consolas, por otro lado, con su equilibrio entre potencias y coste, son el verdadero motor del mercado, el instrumento necesario sin el cual este mundo que tanto nos gusta no sería posible, y que por otro lado no podrían existir sin la investigación y desarrollo de muchas compañías que encuentran en el PC y en la empresa profesional su campo de pruebas.
Tengo en mi casa un potentísimo PC, casi lo más avanzado que existe en el mercado. Lo uso para diseño gráfico. Y para jugar. Y quisiera que hubiera más desarrolladores de videojuegos que además de sacar sus versiones para consolas aprovecharan las potencialidades del PC para dar un resultado más óptimo, o más juegos exclusivos. Creo que es tanta la potencia que ofrecen ya los PC que no existe desarrolladora capaz de exprimirlos sin arruinarse en un equipo infinito de personal. Y pese a todo: me encanta mi PC.
Pero además tengo muchas consolas, de hace muchos años, y alguna actual. El videojuego de consola como tal es el videojuego entendido en su concepción más clásica, como siempre ha sido. Divertido, directo, optimizado, enchufar y jugar, sin que ello suponga falta de profundidad. Si quiero otro tipo de juegos, puedo recurrir al PC. La consola es necesaria porque sin ella no existiría la industria actual. Las adoro y las necesito.
Y en última instancia: no entiendo de favoritismos respecto a plataformas, porque lo que hace buena o mala una opción no es otra cosa más que su SOFTWARE. Sus JUEGOS. Sólo los hay de dos tipos: los buenos y los malos. Espero que siempre exista una plataforma puntera, cara para el que se la pueda permitir y que expanda los límites conocidos por el bien del videojuego. Y espero que siempre existan consolas que proporcionen una competencia que hoy día se diluye por falta exclusividades, para que exista una industria fuerte que espolee la investigación. Así tendremos nueva tecnología, nuevas empresas desarrolladoras y se mantendrá el ciclo de la evolución.
No sé si los PC se consolizarán o las consolas se PCerán, pero al final esos discursos, esas dudas y esos debates sólo demuestran una cosa: todo forma parte del mismo mundo.
¡Madre mía, Defender of the Crow! Mira que he pasado horas con este título en mi Amstrad PC 1512 y CGA. ¡Tampoco se veía tan mal! Sólo que la paleta de colores era muy básica.
Yo creo que el PC ya hace algún tiempo que está consolidado, sin perder la esencia para lo que está concevido el PC: Se hacen conversiones de títulos de consolas, sin olvidar que se programan con muchos PC´s, tenemos emuladores, juegos en páginas web, títulos propios, etc., pero las consolas, por mucho teclado que saquen o modems de conexión, no dará nunca para lo que fué concevido un PC y la cantidad de hardware y software que tienen los PCs para su uso.
JMV tiene razón, el PC es muy potente pero nunca exprimen su hardware como se hacia en los 80 y 90, simplemente sacan algo mejor y con un driver se instala y punto, además que todos los programas que Windows ha de ejecutar así como los de seguridad, hacen que baje su rencimiento, pero hay PC hace algún tiempo que son muy potentes para los juegos, aunque su precio es muy superior a una consola, pero aquí ocurre lo mismo que con las consolas: -¿Quieres pagar más porque tiene Blu-Ray? ¿Quieres pagar menos para experimentar otra forma de juego sacrificando los gráficos?…
Con el PC ocurre lo mismo, aunque soy conciente de que la vida de una consola es mas larga y se exprime, y el PC, si lo usas para juegos existentes actual (que pasaran a ser retros) pues también. Todavía tengo mis CPCs y me lo paso bomba. La gran mayoria de veces, me lo paso mejor con juegos retro que con juegos actuales.
Un gran artículo JMV.
En mis tiempos el PC y las consolas campaban cada una por sus propios fueros, jugaban en ligas distintas.
Con un PC gozábamos de un enorme catálogo de aventuras gráficas, juegos de estrategia, intrincados simuladores de vuelo, profundos juegos de rol al estilo occidental, videoaventuras de teclado en ristre, etcétera.
La consola nos brindaba plataformeo old school, violentas luchas uno contra uno, arcades deportivos de todo tipo, despelleja-nudillos «yo contra el barrio», RPG’s Japan Style, batallas espaciales entre naves interestelares, adrenalínicos arcades espada en mano…
Podría decirse que el catálogo lúdico del PC estaba más orientado al aficionado maduro, personas con que se inclinaban por un estilo de juego más pausado, puede que más cerebral.
La consola, como siempre, apostaba por la diversión directa, generalmente sin grandes planteamientos reflexivos, un tipo de jugabilidad inmediata, activa, trepidante, apta para todas las edades.
Y como siempre, las chicas a lo suyo… (eran otros tiempos, ja ja ja).