Hace muchos años que los videojuegos ya no son cosa de niños, en la actualidad la media de edad de los jugadores oscila entre los 25 y 30 años, lo que da una ligera idea de lo grande que es el abanico de jugadores.
De esta forma, lo que antes parecía imposible, hace años que es una realidad, el control parental es indispensable en cualquier nueva consola.
En los tiempos de la Twin Famicom o la Megadrive, las consolas eran sistemas ideados para jóvenes y adolescentes, por lo tanto, incluir un control parental era algo inconcebible, ya que los productos que se lanzaban para estos sistemas ya pasaban el filtro de la propia industria y el mercado.
Pero 20 años después, todos los que jugábamos a esas consolas sin más preocupación que la de ahorrar 6.000 pts para comprarnos el próximo cartucho, hemos crecido, formando un público mucho más amplio en cuestión de edad al que la industria ha sabido adaptarse a la perfección.
Con los años, no sólo cambian nuestros gustos, llegan las novias, el trabajo, las hipotecas y posteriormente… los hijos. Por otra parte, si en nuestra infancia dependíamos de nuestros padres para adquirir un nuevo título, la juventud de ahora tiene en sus consolas la posibilidad de adquirir títulos vía online o de hablar con cualquier persona mediante su Webcams. Los tiempos han cambiado señores…
Ante esta realidad, cada vez es más habitual que una consola sea usada tanto por los padres como por los hijos y aunque todos jugábamos de pequeños al Mortal Kombat y teníamos las Playboy escondidas en lo alto del armario, el instinto “padrazo” nos obliga a tener a nuestros hijos «a raya». Es ahí donde el control parental se hace indispensable.
A raíz de esto, un miembro del equipo de Gameinformer ha realizado un curioso experimente, que a pesar de no ser concluyente sirve para orientar a los menos habituales a los videojuegos. Teniendo en su poder las tres consolas de última generación, encargó a su pareja (poco relacionada con los videojuegos) buscar el control parental de la consola y adaptarlo para que dos supuestos hijos pequeños no sufrieran la traumática ira del Gears of War, Good of War o Cooking Mama.
La consola que salió victoriosa de tan curios prueba, fue la Xbox 360, seguida de la Wii y la PS3. En las tres consolas consiguió llegar a modificar el control parental, pero por lo visto la blanca de Microsoft es la que más fácil se lo pone a los padres inexpertos.
Para muchos de nosotros, esta reciente característica de las consolas carece aun de importancia, ya que aunque me haya puesto “en situación”, por el momento no tengo conocimiento de tener ningún hijo. Pero nos guste o no, dentro de unos años todos acabaremos buscando en la caja de la consola “X” si entre sus características se encuentra el control parental… Un aspecto que cada vez cobra más importancia a la hora de adquirir una consola, el eslogan de “para toda la familia” va cobrando fuerza día a día, nos guste o no.
Noticias como estas me hacen recordar que todo era más fácil en los tiempos de la Super Nintendo y el Virtual Boy…
Pues sí, David V. El mejor «seguro» parental es el propio tutor, es decir, el padre o madre. No sólamente el control de lo que juegan, así de cumplir las primeras obligaciones: estudiar, aseo, pasear, etc. hay que seguir el código de edades.
Así es mejor que antes, ya que algunos juegos, venían «light» con respecto a versiones arcades. Recordando por ejemplo: Carmagedon (en consola, muy light. Mortal Kombat en Megadrive, al que hay que introducir un código en la pantalla de «piedra» para acceder al modo gore, también en Master System (en SuperNintendo no tuvo codigos para dicho juego) y en Resident Evil para PSX, podíamos cambiar el color de la sangre, aunque ya llegó «light» con respecto al de Japón (Bio Hazard). Ahora, control parental,… y que será lo siguiente, dentro de 20 años ya veremos. Pero lo mejor, respetar las edades para cada juego.
Un buen artículo David V.