No es ningún secreto que mi ansiada (en su momento) consola Wii, es en mi caso una consola “de armario”. De contar los días, horas y minutos antes de su lanzamiento, ha pasado a ser una consola para invitados y, puestos a ser sinceros, para según que tipos de invitados, ya que el PES sigue siendo el rey de mi Xbox 360.
Pero en ciertas ocasiones, cuando en mi humilde morada se le conceden unos minutos a la blanca de Nintendo, la Wii suele demostrar el porqué de su supremacía a nivel de ventas. Ayer fue una de esas ocasiones en las que le dimos una nueva oportunidad a la Wii y, debo reconocer, que si de futbol estuviésemos hablando, se habría ganado el puesto de titular indiscutible…
Hay ciertos momentos en esta vida, en los que de la nada, surge una verdad indiscutible. Son situaciones que brindan a nuestro cerebro una total clarividencia, instantes en los que uno mismo es consciente de repente, de algo que estaba delante de sus mismísimas narices pero había sido olvidado o ni tan siquiera descubierto antes.
Ayer disfrute uno de esos momentos, viviendo una situación que, aun pudiéndose considerar perfectamente de “normal”, me desveló una vez más que la Wii sigue siendo increíble:
Eran las nueve de la noche, recién acabado un partido de tenis a dobles de una cálida tarde de abril en Mallorca, me encuentro hablando con un amigo para ver que hacemos esta noche (versión adaptada):
(Un servidor) – ¿Qué hacemos esta noche?
(Amigo One) – No se, podemos ir a tomar unas copas y hablar de política o economía con alguna veinteañera.
(Un servidor) – Mmm… Estamos todos los días hablando de política y economía con hermosas veinte añeras, podríamos hacer algo distinto esta noche, en su día conocí a un tal… ¿Gerurfo? No, Gerarfo, el chico lo que hacía era jugar los viernes a la consola, podemos probar. Además, tengo suculentos manjares y bebida en mi morada.
(Amigo One) – Ok, pues noche de PES con sopa china, bollitos y litrona, todo un clásico… He hablado con Amigo Two y me ha dicho que luego se pasará.
De esta forma, nos dirigimos a la Mansión Deivid en nuestros veloces deportivos, fruto de los incontables beneficios que proporciona Infoconsolas. Una vez allí, nos dispusimos a disfrutar de la maravillosa rutina de los viernes noche. Comida basura, un par de partiditos al PES, unos duelos a dobles, cervecitas… Todo un lujo desde que en Palma de Mallorca no merece la pena salir de marcha los viernes debido a la crisis.
Analicemos por un momento la situación: ayer estábamos tres treintañeros de la vieja escuela en un garaje (habilitado como zona de ocio), echando unos partidos al PES y con la ya consagrada ley no escrita de: “Una vez me siento en el sofá, no me levanto ni para ir al baño”.
Todo iba como siempre hasta que en cierto momento, planteamos poner la Wii para variar un poco, algo que entre gamers de la vieja escuela sucede una vez cada solsticio de verano aproximadamente. Aprobada democráticamente la propuesta por mayoría absoluta, a los 10 minutos éramos tres treintañeros haciendo el gamba con mis dos mandos de la Wii y uno del vecino (esta es otra regla no escrita: “Todo vecino tiene una Wii que no usa”).
De esta forma pasábamos el rato entre juegos y minijuegos: Unas carreras de Mii’s, tenis, ruletas, pasándonos el mando a modo de bomba… Una típica sesión Wii que uno no echa de menos hasta que la disfruta, nunca mejor dicho. Las horas pasaban y llegó el momento de probar un nuevo minijuego del Wii Party , el escondite.
Entre risas y cachondeo, acostumbrados a no leer nunca las instrucciones debido a la simplicidad de las mecánicas, una vez empezado el juego nos quedamos los tres sentados en el sofá mirando la pantalla sin saber que hacer. Tras varios minutos de pruebas decidimos reiniciar y leer las instrucciones. El minijuego del escondite consiste en lo siguiente:
La maquina o los propios jugadores deciden quien esconde y quienes buscan, una vez escogido el jugador que “esconde”, el resto de jugadores deben salir de la habitación para no ver nada. El jugador que “esconde” tiene 99 segundos para esconder los 3 mandos (en nuestro caso) por toda la habitación, tras esto, el resto de jugadores deben entrar en la habitación y buscar los mandos, los cuales reproducen mediante su propio altavoz unos sonidos cada cierto tiempo, aumentando la frecuencia y volumen a medida que pasan los segundos. Los jugadores que buscan tienen 99 segundos para encontrar los mandos antes de que finalice el tiempo y apretar el botón “A” una vez encontrados.
Así de simple, así de efectivo y así de… extraordinario. Ayer, en medio de un simple minijuego más del Wii Party, fui nuevamente consciente de que Nintendo, tan atacada en los últimos años y su consola Wii, siguen siendo increíbles. Fui plenamente consciente, precisamente en el momento en que, estando afuera del garaje mientras nuestro compañero escondía los mandos, mi amigo y yo nos miramos y dijimos: “Lo flipo, ¿que cooooño estamos haciendo aquí afuera a la 1 de la madrugada?”
Porque señores, mientras en pleno 2011 buscamos la interacción entre los videojuegos y la realidad a base de Kinect y Move, nos volcamos en las 3D con la excusa de una inmersión mucho mayor y nuestras plataformas compiten entre ellas por ser la que mejor refleja la realidad en pantalla, es decir, el apartado técnico, llega Nintendo con un simple minijuego de la Wii y consigue que tres treintañeros estén jugando al escondite lejos del televisor buscando unos mandos de la Wii… Eso si que es interacción, inmersión, realismo y encima, entretenimiento, ya que repetimos con gusto el minijuego.
Hace años que la Wii consiguió sorprenderme al ver a mi familia jugando al golf, tenis o bolos para pasados unos meses, acabar relegada a una consola “de armario”. Pero nunca ninguna consola o videojuego al que haya dedicado mi tiempo en tantos años como jugador, había conseguido la proeza de levantar de un comodísimo sofá a tres “chavales” de la vieja escuela para jugar… ¡A un escondite!
Pero así es la Wii, una consola que cada cierto tiempo te sorprende de nuevo, hasta que te vuelves a olvidar de ella. Son muchas las simples pero originales ideas que pasan por sus circuitos, son un camino a seguir que ya han tomado otras compañías con mucho menos éxito, algo que a muchos de nosotros nos da cierto recelo y miedo, pero eso ya es otro tema. El día que consigan además de sorprender, mantener al jugador enganchado ya sea multijugador o sólo un player, será cuando el resto de mis consolas pasen a un segundo plano. Mientras tanto, la Wii seguirá siendo una consola que, a pesar de los buenos momentos que me ofrece en las pocas posibilidades que le otorgo, seguirá relegada a un segundo plano de mi salón.
Pero como ya os he dicho, debo reconocer que, una vez más, la Wii me ha vuelto a parecer, una consola increible…
Cuanta razón tienes David V!
La Wii era la típica consola que todo el mundo quiere, todo el mundo compra, y al cabo de un tiempo, acaba en el armario (o en un cajón o es su caja nuevamente). Desde luego que Nintendo con su sencilleza nos hace entender que no ha de ser una super máquina para disfrutar como nunca lo habías hecho, y esto Nintendo lo a suplido con creces.
Yo me compré el juego: Calling. Un survival horror de los mejores que he conocido, y eso que soy un adicto a este tipo de juegos. La interacción del Wiimote (mando principal) para descolgarlo como un teléfono y pegarte el auricular como si fuese el mismo, y escuchar a los espíritus que te llaman o hacer fotos de los espíritus, es un gran juego que os aseguro, y si no probadlo, que me hace estremecer y me ha obligado a jugar con la luz apagada. Nunca había pasado tanta tensión los pelos de punta. Nada comparable con lo que nos ofrecieron Silent Hill (y eso que me encanta), Resident Evil o Siren, algo más cercano a Project Zero pero multiplicado por mil, sin tantas llaves de por medio, sin tantos puzzles por realizar. Una sencilla formula que llega en muchos momentos a mirar hacia atrás cuando estás jugando por si hay alguien detrás de tí (y mas si tienes la puerta a tu espalda).
Yo lo recomiendo. ¿Serás capaz de descolgar tu Wiimote-movil cuando te llamen del más allá?
Si NINTENDO hiciese una consola, de una vez por todas, a la altura o mejor que la conpetencia (tecnologicamente hablando) no solo seria top ventas, seria la «unica».
Guarrillos… y yo aquí en Suecia ejerciendo en la medida de lo posible mis tareas como «Gran Webmaster de Infoconsolas»… sin consola alguna a la que jugar… sin suecos a los que retar al «pro» (pes)…
Lo único de lo que dispongo aquí es de nieve… y de cientos y cientos de suecas que se arrodillan ante mi tras conocer mis grandes méritos en las sombras de Infoconsolas…
Al más puro estilo… ¿Gerurfo? ¿Gerurdo Fal? (en sus buenos tiempos).
¡Esto es vida oiga!
Estupendo artículo David, casi me sentía como uno de tus colegas treintañeros. La verdad que no tengo la Wii, ya que su estilo de juego no me complace demasiado, pero es cierto que de vez en cuando te pica la curiosidad por probar a uno de esos minijuegos que tanto se ofertan en la caja tonta. Ahora que tiene un precio tan apetecible de segunda mano tal vez le eche el guante de una vez…junto con el Zelda Twilight Princess.
Eh eh, que yo los viernes por la noche me voy a cenar por ahí, eso de que juego a la consola es una falacia (ya ni los viernes ni casi nunca, vaya).
Y habéis entendido mal el propósito de la Wii; está muy bien que os lo paséis bien con ella y vengan las risas y todo eso, pero el verdadero objetivo es que sean tus invitadas las que se rían y lo pasen bien para que bajen la guardia y les puedas clavar el arpón sin miedo.
Cómo os cebáis conmigo, ja ja ja.
Xavunis, ves preparando esas suecas que en breve estaré por ahí yo también. Gerardo, chico… es que sirves para todo, es como poner un ejemplo sin Milhouse (algo imposible). Pero bueno, cuando tenga tiempo tengo pendiente un artículo sobre una de tus teorias…
Yo era de fiestas con Eyetoy -de hecho los llegué a coleccionar todos para tal efecto, hasta el del tren con ojos- y un día me dio por llevar la Wii … no triunfó demasiado