Esta semana hemos sabido que el PSOE ha incluido en su programa electoral una alusión a los videojuegos. Buenas noticias para los aficionados: al fin el sector empieza a tener una aceptación y reconocimiento entre los grandes partidos políticos. Un momento… ¿Pero dónde aparece exactamente? En la definición del contenido del Plan Nacional sobre Drogas. Sí, habéis leído bien. Dice textualmente: «Se ampliarán las competencias del Plan Nacional sobre Drogas, a fin de poder abordar el reto de las adicciones sin sustancia (ludopatía, nuevas tecnologías, la red, videojuegos, etc)».
El videojuego, para el PSOE, no es la nueva gran industria que ha relevado ya al cine, ni un sector pujante con gran demanda, ni una oportunidad para emplear a grafistas, creativos, programadores o músicos. No. Es una “adicción sin sustancia”. Como el cerebro de los políticos, vamos, “sin sustancia”. Curioso espaldarazo y consideración de futuro a un sector que en 2.009 fue considerado por el propio gobierno del PSOE como “industria cultural”.
Recientemente, en la reunión anual de la AMA, se ha decidido que desde el punto de vista médico no existe como tal la adicción a los videojuegos, en la misma medida que no se puede definir médicamente como adicción otras asimilables como la adicción a la televisión por ejemplo. No debe confundirse una adicción como la ludopatía, de gravísimas consecuencias, con una dependencia anormal o uso excesivo de videojuegos, televisión u otras aficiones, que desde luego pueden suponer un problema a abordar.
¿Puede una persona llegar a ser adicta a redes sociales, a Internet u otras actividades? Por supuesto. Y al deporte, que es una actividad segregadora de endorfinas y que pueden ocasionar dependencia al que practica la actividad física. El fútbol puede ocasionar también comportamientos patológicos que hagan que los fines de semana la familia no exista y que se sustituyan aspectos afectivos por amor incondicional a un equipo de fútbol. La lectura (los libros en general) es también en ocasiones motivo de una inmersión tal que llega a aislar a la persona, que prefiere refugiarse en el estudio o los libros antes que fomentar sus relaciones sociales. Pero decidme: ¿Cómo puede ser denominada una “adicción sin sustancia” las “nuevas tecnologías”? ¿Qué despropósito es eso? Tengamos un poco de seriedad.
Las profesiones exigentes, y con componentes artísticos, muchas veces están acompañadas de comportamientos obsesivos. Los arquitectos viven muchas veces sólo para su profesión no existiendo nada más fuera del diseño y la construcción. Los pintores se refugian en sus estudios día y noche; los creativos de empresas de publicidad se centran tanto en sus profesiones que sus maneras de actuar y sus comportamientos están mediatizados por el interés en lo material, en lo comercial, en el acto de cómo vender. Hay empresarios que sólo viven para y en función del dinero en su vertiente más perversa.
A nadie parece importarle esto. No interesa la adicción al dinero, que genera auténticas personalidades despiadadas y psicopáticas. A algunos padres no les importa que su hijo no tenga demasiadas amistades si está a cambio refugiado en libros. Los libros, a fin de cuentas, son más instructivos que un videojuego, ¿no es verdad?
Pues como todo en esta vida, depende. Hay muchos libros que aportan muy poco a la vida del que los lee, y no vamos a comparar películas como Transformers con Blade Runner (Blade Runner es un coñazo y heyyyy, cómo mola Optimus Prime). Pero la adicción a los videojuegos, como todo en esta vida, es una circunstancia no generalizable ni implícito a la actividad que la causa, sino que ocurre por una mala praxis de la afición o por comportamientos anormales que pueden ser extensivos a muchos otros campos de la vida cotidiana. Hay adictos a los quesos, ¡o a la comida en general! Y es obvio que la comida no es una sustancia adictiva. La bulimia es un problema, obviamente, pero no por ello se puede demonizar la comida. O el chocolate. O los quesos. Hay muchos neuróticos que necesitan comprobar varias veces las cerraduras de las puertas o los picaportes: quizá debiéramos empezar a preocuparnos por esos perversos objetos que son las puertas. Los picaportes de los aseos son un foco de infecciones tremendo porque la gente no se lava las manos después de mear, son un auténtico problema de sanidad pública además de generar adicción entre los neuróticos obsesivos.
No se debe jugar en exceso. Esto es así. No es bueno jugar por sistema todos los días más de X horas, y me preocuparía si mi hijo lo hace. Me preocuparía en todo caso más si mi hijo dejara de lado otras actividades necesarias por el hecho de jugar. Quisiera que leyera cosas de interés, que saliera por ahí con sus amigos, que viera películas interesantes, que jugara a videojuegos interesantes si es que le gustan. Quizá coleccione sellos: no será algo que me preocupe, y sin embargo me inquietaré si se dedica a comprar esvásticas por Ebay. Es peor eso que comprarse con sus ahorros un videojuego en el Game, aunque también me preocupará si con quince años se deja todo su dinero en un Terranigma. Hay grados para todo, y para ello está el sentido común, tan escaso en estos tiempos.
Podemos reflexionar sobre si puede ser más formativo ser “aficionado”, que no adicto, a unas cosas por encima de otras. Y hoy por hoy (lo siento, creo que es así) la pintura o la literatura o el propio cine tienen mucho más bagaje cultural que los videojuegos. Pero esto no significa que no sea una actividad respetable, útil y formativa jugar de vez en cuando. El videojuego potencia áreas cognitivas, la agilidad mental, la creatividad, la capacidad de interactuar, la lógica, la improvisación ante determinados problemas… Es muy triste que un partido político, o todos, cataloguen un potencial nuevo arte como “adicción” sin más reflexión o consideración. Puede que haya muchos videojuegos intrascendentes, y libros, y películas, pero forma parte de la vida dedicarle tiempo al ocio, sin más, a pasarlo bien, a liberarnos de preocupaciones. Quizá el exceso de ocio sea un problema: hay cinco millones de parados que tienen todo su tiempo “ocioso” (y lo digo evidentemente con ironía y tristeza) y no por propia voluntad. Un drama tremendo, una tragedia: el político debería ocuparse de cómo llenar ese espacio de tiempo de personas que lo necesitan y que están sufriendo, y no de cómo empleamos el tiempo libre los que tenemos el privilegio de trabajar, calificándolo como potencial “adicción”. Quizá muchas personas de esos cinco millones estarían encantadas de trabajar en una compañía de videojuegos: de eso no se ocupa el programa del PSOE, ni del PP, ni de ningún partido político.
el problema que tienen los partidos politicos ,es que no se dan cuenta de que los lugabamos de crios a los videojuegos YA votamos,por lo que se pueden meter este programa por el…… ,otro motivo más para no votar socialista….
El problema radica en que los políticos de hoy, quedan muy bien como teleñecos, pero como políticos dejan bastante que desear y no solo los del Psoe, cualquiera que vea las últimas declaraciones de la Aguirre sabrá a lo que me refiero, y en mi caso que soy Asturiano estoy sufriendo los dimes y diretes de un tal Cascos. Y luego no quieren indignados, lo raro es que no haya mas.
El problema que tienen los paises es que lo políticos que están en el poder no tienen ni idea de lo hablan, son vendidos al mejor postor y defensores de lo que les da dinero.
Actualmente los videojuegos no tienen un poder político grande, no tiene un lobby, y además no dan votos bobos como tanto gusta. Mientras que no creamos leyes que obliguen a los políticos a cumplir lo que dicen, que obliguen a ser honrados y a no echar balones fuera después de arruinar un país, seguiremos así.
Se deberían de preocupar por el paro y las personas que lo pierden todo. Nada más que gastas millones en campañas políticas para obtener el «trono». Una vez metidos se acabó lo prometido.
Siempre se suele hablar del problema de los videojuegos cuando se acercan las navidades, ya que se compran muchas consolas y juegos que juguetes tradicionales, aunque las compañías jugueteras ya ponen remedio a eso con juguetes electrónicos, etc.
También pienso que, como este gran ocio mueve más que el cine y la música juntas, pienso que les jode mucho que la mayoría, por no decir toda la pasta se va para Japón y EEUU. Y eso es culpa de ellos también, que no potencian la industria ni crean puestos de trabajo en el mismo sector, deberían abrir universidades en todas las ciudades centrados en este campo, porque a otros países lo que se dice mal no les va.
Que se centren y trabajen de verdad y se dejen de culparse los unos a los otros y que tomen cartas en el asunto, ya que ni derecha e izquierda están haciendo nada, eso sí que hicieron, cuando estaba en el auge, todos querían un gran trozo de pastel (todos los políticos) ahora que se jodan y empiecen a trabajar, porque esto que hay y pasa aquí en España no viene de hace 4 años, esto viene de mucho más atrás y que dejen de mirar cosas banales y empiecen a currar o sino al paro y que entre gente nueva que seguro tendrá nuevas espectativas y proyectos y, sobre todo ganas de trabajar.
yo a lo que me refiero es a esa manía de etiquetar cosas de las que se desconocen, no me meto en lo de la industria nacional del videojuego, que es algo que , afortunadamente parece que está volviendo a resurgir,como se ve en los ultimos juegos indies.El problema es que que como lo etiqueten de adicción, la gente que no tiene cultura videojueguil (toma palabro), va a volver a vernos,no como un gueto, si no como Yonquis…
Aqui lo que los politicos buscan es quedar bein cone sos padres que ven mal alos video juegos y por ende votaran pro esos politicos…
Mira , el artículo está excelente ,my bueno , y nos dice la verdad sin tapujos ; solo tengo una pega…¿De donde se te ocurre decir que Blade Runner es un coñazo? ( y que conste que yo también soy fan de Optimus Prime ( al menos el de la G1, que ese era genial en su pelicula) jajjaa XD
Era una Ironía!!! Una bromilla. ¿Como voy a comparar Blade Runner con Transformers? (aparte de eso, sí, me gusta Optimus Prime)