Esos malditos rankings…

Prácticamente desde los inicios de los videojuegos comerciales, estos han estado siempre acompañados por las míticas puntuaciones y en consecuencia, por los rankings. Característicos de las maquinas recreativas de toda la vida, han sido un buen acompañamiento tanto para el jugador como para las compañías, ya que sin afectar lo más mínimo a la jugabilidad nos brindaban un componente de reto, el cual nos invitaba a jugar “5 duritos” más.

Pero en la actualidad, con la llegada y posterior asentamiento del modo online, los rankings se han convertido en muchos casos en una parte muy importante de los videojuegos, influyendo en cuestiones tan importantes como, quien será nuestro contrincante o que armas o personajes podremos utilizar en los modos online. Una vez pasados los años necesarios  y con un sistema prácticamente estandarizado de rankings online… ¿Podemos decir qué este sistema ha sido beneficioso para el usuario?

Y es que como decía, los rankings han estado presentes en la practica totalidad de la historia de los videojuegos. Apareciendo por vez primera en las maquinas recreativas, dieron el salto a los ordenadores domésticos y a las consolas de videojuegos, siendo su papel puramente testimonial hasta que los soportes, el software o las propias consolas u ordenadores no dieron la posibilidad de guardar datos.

Fueron muchos años los que pasamos escribiendo nuestras iniciales sin que estas perduraran más tiempo que el de una tarde de diversión con los amigos o en solitario. Posteriormente, el PC con sus discos duros y los cartuchos con sistema de guardado, lograron que nuestras puntuaciones perduraran en los primeros puestos de las tablas para aumentar nuestro ego. Los rankings habían evolucionado con el requisito indispensable de su persistencia una vez apagada la consola u ordenador.

Es en esos años, en los que una tabla de puntuaciones tenía su sentido más puro y justo, el primero de la tabla sería el “mejor” hasta que alguien lo superase… Así de fácil, sin ventajas o desventajas, sin añadidos o penalizaciones, si habías conseguido pasarte el R-Type II con una sola vida, podías estar tranquilo, tu record estaría ahí visible para siempre.

Pero los años nos trajeron una nueva forma de jugar, el indispensable modo online. Dicho modo lleva muchos años entre nosotros, exactamente los mismos que ha tardado en conquistar la practica totalidad de sistemas con éxito, comenzando por los ordenadores hasta llegar a la conquista de las consolas y móviles. El éxito final del modo online ha cambiado enormemente las reglas de juego, modificando muchos aspectos e introduciendo variadas novedades. Y como no podía ser de otra manera, esto ha afectado también a uno de los elementos más clásicos de los videojuegos, los rankings.

Son muchos los tipos de rankings que hoy podemos disfrutar en los modos online de nuestros videojuegos, pero en los últimos años, el sistema de penalizaciones ha conseguido imponerse en los juegos más conocidos. Teóricamente, el sistema no debe suponer ningún problema de cara al usuario, nuestra puntuación de cara al modo online es el resultado de un cómputo de victorias y derrotas, reflejando una media de nuestras partidas y en consecuencia, nuestro verdadero nivel. Basándose en este nivel difícilmente discutible gracias al método utilizado, el sistema decidirá contra que jugadores podemos enfrentarnos y que ventajas o desventajas tendremos.

Todo esto ha supuesto un enorme avance dentro del modo online, las partidas están mejor reguladas que antes, manteniendo una competividad entre los usuarios que difícilmente puede ofrecernos una IA de la maquina. Pero en la práctica, esto también ha supuesto un gran contratiempo para muchos de los jugadores, sacando a la luz que el actual sistema es excesivamente competitivo o incluso cruel en algunos casos

“Cruel”, reconozco que este adjetivo puede parecer sumamente exagerado, pero no puedo evitar relacionarlo con el sistema de penalizaciones en los actuales rankings, sencillamente, es lo que siento en demasiadas ocasiones:

De unos años en que los rankings servían únicamente para demostrar quien era el mejor, hemos pasado a sufrir en nuestras propias carnes como al perder una partida nuestro nivel baja de 17 a 16, de “Segunda A” a “Tercera” o de liga Diamante a Platinum por poner sólo unos ejemplos… Y señores, eso duele.

Soy consciente de que son consecuencias directas en pos de una mejor experiencia de juego en el modo online, pero el ranking ha cobrado una importancia desorbitada, convirtiendo el juego en línea en una dura batalla en la que en todo momento, tenemos la sensación de estar en una competición y esto señores, es un problema.

Un problema que se evidencia cuando lo que debería ser un momento para disfrutar (una partida online), se convierte en realidad en 10, 20 o 30 minutos de tensión en los que únicamente se disfruta cuando la partida esta finalizada y la victoria ha sido para nosotros. Es algo que pasa más a menudo de lo que parece, cuando somos conscientes de que el hecho de perder tendrá consecuencias y penalizaciones, transformamos lo que debería ser un momento de diversión en una competición con todas sus consecuencias.

Es ahí donde este sistema se vuelve cruel. Simplificándolo mucho: si antaño 2 horas de juego eran 2 horas de diversión, actualmente en muchos videojuegos online 2 horas de juego se traducen en unos pocos minutos de disfrute al ganar y 2 horas de tensión, luchamos por un objetivo en vez de disfrutar del momento…

Es verdad que existen alternativas, ya sea jugando a videojuegos en los que la competición sea inexistente como por ejemplo Animal Crossing, pero todos sabemos que estas alternativas son pocas y que la mayoría de “grandes juegos”, se prestan al actual sistema de penalizaciones en los rankings. También existe la posibilidad de jugar partidas que cuenten en el modo online, pero la propia definición de “que no cuenten” ya nos deja ver que no es la solución más acertada, siendo considerados en muchos casos como “una perdida de tiempo”.

Teniendo en cuenta las ventajas que nos ofrece el actual sistema de rankings y el problema aquí expuesto… ¿Podemos decir qué este sistema ha sido beneficioso para el usuario?

 

Debido a la naturaleza del problema, el cual es bastante subjetivo, probablemente no haya una respuesta correcta, ya que también hay que tener en cuenta la personalidad de cada jugador, ya que hay jugadores competitivos y no competitivos. Basándome en mi propia experiencia y forma de ser, debo reconocer que en general, desde un punto de vista global, el actual sistema de rankings y sus consecuencias en el modo online ha sido un acierto y una mejora, aunque aun le queda mucho por evolucionar como por ejemplo el problema expuesto en este artículo.

Espero el día en que la “competición online” vaya de la mano del disfrute integral del tiempo de juego, el día en que 30 minutos de juego online sean realmente 30 minutos de diversión, se gane o se pierda. Pero como ya he dicho, el tema tratado hoy es sumamente subjetivo así que… ¿Vosotros qué opináis?

2 comentarios en «Esos malditos rankings…»

  1. Totalmente cierto lo escrito en tu artículo David V. Antes mirabas las iniciales, pocos eran los juegos que te dejaban escribir hasta 8 letras, para ver quien era mejor, ya sea en el Tumblepop, Street Fighter II o Ghouls´n Ghosts. Todos queríamos llegar lo más lejos posible para colocar la máxima puntuación que nos acompañaban en la parte alta y central de la pantalla que nos acompañaba durante el juego. Era más sano y menos agresivo. Ahora se ha vuelto muy fustrante ya que hay gente que parece que «vive» pegado a su PC o consola, además de las mejoras y «parches» que los hacen invencible, haciendo injusto el nivel de juego. Eso no por no decir, el modo que nos acompañan unos años del porcentaje de un nivel, que hace que te pases todo el dia buscando el «supuesto» secreto escondido el algún lugar y que no acabas nunca por encontar, y claro, si ya te aseguran que no podrás ver el verdadero final si no llegar al 100%, se convierte en un desesperación aun mayor y la fustración que te lleva a dejar el título de lado, mientras algún otro amigo te dice: -Pero si es fácil, yo me lo pasé al 100%- lo que acabas más hecho polvo y acabas mirando la guia por Internet, lo que te deja aun más hundido con la cruel pregunta: -¿Por qué el si y yo no?.
    Esto nos hace ver la parte cruel del jugador que acaba «frito» y no por balazos.

  2. En mi opinión creo que tanto este artículo como tu autor tienen mucho que ver con el anterior artículo Cómo reconocer a un «malillo».

    Cabe destacar que en la imagen de la portada no es el nombre de David V el que veis en la cima 🙂

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