La pérdida de la autoridad moral

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El lanzamiento de Grand Theft Auto IV ha supuesto un antes y un después en la polémica de los videojuegos. A pesar de que sus anteriores entregas han sido vilipendiadas durante años, el juego recibió una valoración sin precedentes por parte de crítica y público, vendiendo millones de unidades en todo el mundo.

Si alguna vez la polémica de los videojuegos fue tomada en serio por parte de figuras políticas en Estados Unidos, o Amnistía Internacional y organizaciones similares en España, y no simplemente como una oportunidad para ganar popularidad haciendo demagogia barata, imagino que en este momento se estarán preguntando ¿qué fue mal? ¿en qué nos equivocamos? ¿cómo es posible que después de tanta demonización, apoyada a veces incluso por estudios científicos, el último Grand Theft Auto esté vendiendo más que nunca?

Existen muchos factores, pero uno muy importante es que ustedes han perdido su autoridad moral.

Hipócrita (definición de la RAE): fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan.

Esta definición encaja muy bien con la actitud de varios políticos estadounidenses, como bien la retrató Gamepolitics. Veamos quienes son estos personajes y por qué encajan en esta definición. Traduzco libremente de la fuente con algunos apuntes propios.

El alcalde de Boston, Thomas Menino (Demócrata): Menino encabezó en 2006 una iniciativa para retirar del transporte público los anuncios del videojuego GTA: Vice City Stories (Sony PSP) y consiguió que la agencia se comprometiera a no anunciar juegos clasificados para mayores de 17 años. También es el impulsor de una propuesta legislativa que equipararía videojuegos violentos y pornografía. Lo curioso es que, a pesar de su política, pretende atraer desarrolladores de videojuegos a la ciudad. Imagino que porque el dinero, aunque provenga de una fuente que considera sucia, sigue siendo dinero después de todo.

El gobernador de California, Arnold Schwarzenegger (Republicano): Schwarzenegger firmó una ley estatal restrictiva para el sector en 2005, y apeló la decisión del juez del distrito que declaró dicha ley inconstitucional. El gobernador, como sabemos, consiguió su fama como actor protagonizando numerosas películas violentas. Y lo que es más, aparece como personaje en varios videojuegos violentos basados en la serie Terminator (Game Boy). En definitiva, haced lo que yo diga, pero no lo que yo haga…

La gobernadora de Kansas, Kathleen Sebelius (Demócrata): Sebellius apoyó la fallida legislación para restringir el acceso a los videojuegos en 2006. Después se reveló que el hijo de la gobernadora, John, creó un juego de mesa similar a Grand Theft Auto llamado Don’t Drop the Soap (no tires el jabón) y lo promocionó desde la residencia de su madre, sufragada por los impuestos de los contribuyentes. La gobernadora, además, declaró estar orgullosa de la creatividad de su hijo.

Y mi favorito:

El gobernador de Nueva York, Eliot Spitzer (Demócrata): durante la campaña para las elecciones, Spitzer declaró: “no hay nada en la ley del Estado de Nueva York que prohíba a un chico de catorce años entrar en una tienda y comprar un videojuego como Grand Theft Auto (PlayStation), donde se recompensa al jugador por robar coches y agredir a la gente. Los niños pueden incluso tener sexo simulado con una prostituta”. Como todos sabemos, Spitzer tuvo que renunciar a su puesto como gobernador y está ahora siendo juzgado por haber mantenido relaciones sexuales con una prostituta, aunque todavía no está claro si utilizó el dinero de los contribuyentes para este fin.

Existen muchas otras historias de hipocresía con respecto a la polémica de los videojuegos en Estados Unidos. Sin ir más lejos, Jack Thompson, abogado conocido por su extensa cruzada anti-videojuegos, ha sido declarado culpable de 27 ofensas éticas por el juez de Florida, y ahora se encuentra en peligro de perder su licencia. Sin embargo, aquel que intentó legislar los videojuegos y recortar así la libertad de expresión e ideas, acaba de recibir premio por su lucha por la libertad en Utah. Curioso cuanto menos.

Ahora voy intentar realizar una crítica similar a la que hizo Gamepolitics, pero sobre la situación en España. Como habéis podido comprobar, el listón se encuentra bastante alto.

En España, por fortuna, los videojuegos no han sido utilizados como herramienta propagandística por parte de los representantes políticos, aunque sí se han encontrado en el punto de mira de determinadas cadenas informativas, periodistas, organizaciones no gubernamentales e incluso organismos estatales como el Instituto de la Mujer. Veamos si tienen la autoridad moral necesaria para criticar nuestra afición.

Antena 3: De todas las cadenas de televisión, Antena 3 ha sido sin duda la que ha cargado con mayor fuerza y sensacionalismo contra los videojuegos. Se ha criticado mucho el hecho de que determinados títulos premien al jugador por la violencia y el sufrimiento ajeno, todo ello en un entorno virtual. Lo que pocos parecen criticar, sin embargo, es cuando las cadenas televisivas obtienen beneficios reales a costa del sufrimiento, también real, de miles de seres humanos. Me estoy refiriendo a esas películas que se emiten cada vez que se produce una catástrofe o sucede alguna desgracia.

Antena 3 emitió el telefilm Huracán Categoría 6 el 2 de octubre de 2005, poco después de la tragedia del huracán Katrina. Y siguiendo un patrón similar, emitió el 8 de septiembre de 2007 la película Desaparecida en la Noche, cuya trama se asemejaba sospechosamente a la de la desaparición de Madeleine McCann, caso que se seguía con gran interés por televisión en aquel momento. Antena 3 no fue la única en poner en práctica esta repugnante táctica televisiva. Telecinco emitió Aguas Turbulentas el 18 de Agosto del 2000, seis días después del hundimiento del submarino ruso Kursk.

En todos los casos, se pretendía convertir estas tragedias en entretenimiento para aumentar la audiencia. Sufrimiento real y beneficios reales. Pero no se preocupen por esta bajeza moral, porque son los videojuegos quienes dan mal ejemplo.

Amnistía Internacional España: Amnistía Internacional (AI) es una organización que lucha por los derechos humanos en todo el mundo, y debido a su admirable labor es enormemente respetada. Lo curioso es que no me consta que jamás hayan criticado a los videojuegos, salvo en el caso de España.

Los dirigentes de la sección española de Amnistía Internacional decidieron desde 1999 utilizar el nombre y prestigio de esta organización para sacar adelante sus agendas políticas y personales, aunque ello fuera en contra de los derechos humanos que en principio decían defender, como la libertad de expresión e ideas. La creación de un marco legal para impedir el acceso a los menores a videojuegos no recomendados para su edad sólo tendría sentido si englobara otras formas de entretenimiento como la televisión, el cine, la música y los libros. O al menos, si se hubiera demostrado científicamente que los videojuegos tienen un efecto mayor que el de otros medios, ya que la teoría de que la interactividad los hace más peligrosos nunca ha podido ser demostrada.

La sección española de AI no sólo perdió autoridad moral por su objetivo, sino sobretodo por los medios que utilizó. Durante sus campañas de pánico moral hizo gala de un sensacionalismo indigno de tan prestigiosa organización, titulando sus informes con ridículos enunciados como ¿traerán los reyes matanzas, torturas y ejecuciones? (1999) ¿sabes a qué juegan tus hijos? Videojuegos, racismo y violación de los derechos humanos (2002) o el infame con la violencia hacia las mujeres no se juega (2004), donde se pretendía asociar a los videojuegos con el maltrato a la mujer. AI España también confundió al público mezclando en sus informes títulos comerciales con juegos gratuitos de internet, demostró no haber jugado a los títulos que criticaba y acuñó el término triste término ”derechos humanos virtuales“, para el que no existe contrapartida cinematográfica o literaria, que se sepa. Toda una guerra sucia orientada a convencer a la opinión pública para recortar nuestras libertades.

La moraleja de esta historia es que si recibes un puesto para la sección española de una organización de prestigio internacional, aprovecha y rentabiliza el respeto acumulado para propulsar tu agenda personal y legislar aquello que no te agrade. No te preocupes si utilizas tácticas de dudosa moralidad, tu proposición carece de base científica o va contra los principios de la propia organización. Siempre habrá alguien que defienda tu propuesta sólo porque te escondes bajo el nombre de Amnistía Internacional.

El Instituto de la Mujer: A todos nos es familiar el estudio La Diferencia Sexual en el Análisis de los Videojuegos, donde se declaraba que todos los videojuegos eran sexistas y por tanto se hacía necesaria una legislación para “regular sus contenidos” (que, como demostré en una crítica anterior, se trataba sencillamente de censura). Lo que pocos recuerdan es que durante el mismo mes en que comenzó la investigación y el trabajo de campo para dicho estudio (mayo de 2003, p.56), la entonces directora del Instituto de la Mujer, Miriam Tey (a la izquierda), fue denunciada por haber publicado en su editorial la polémica colección de relatos Todas Putas, de Hernán Migoya. El autor del libro declaró “soy misógino, y estoy orgulloso de ello, es muy sano”, reconociendo que su obra “es una apología de la violación, pero desde el punto de vista del personaje, que por suerte no soy yo”. Miriam Tey no fue destituida de su puesto ni el Instituto de la Mujer pidió una legislación para regular ese tipo de literatura. Sin embargo, la investigación resultante con respecto a los videojuegos propuso regular el ocio interactivo por entender que era sexista y violento.

Un hombre sabio dijo una vez con mucho acierto “no juzguéis si no queréis ser juzgados”, pero teniendo en cuenta que estas tres instituciones han vilipendiado sobradamente a nuestra afición favorita, creo que va siendo hora de que nosotros opinemos. Dado que no puedo crear una encuesta, les pido que me digan en la sección de comentarios ¿Cuál de estos tres casos consideráis más hipócrita?

Fuente: Videojuegos y Sociedad

8 comentarios en «La pérdida de la autoridad moral»

  1. Tienes toda la razón de cabo a rabo.
    De todas formas lo que hace falta a los videojuegos (como al cine, como a la música y como a muchas cosas) es conciencia, educación (de verdad, no la que da el marca y/o la TV) y compromiso, no una regulación que nadie respeta (el que no sepa de que hablo que mande a un chico de 14 años a comprar tabaco/alcohol y verás lo que pasa).
    Un buen artículo:)

  2. ¡AMÉN!

    Lo de Antena 3 fue el colmo de lo hipócrita. Originalmente cargaban contra los videojuegos a todas horas, acusando por ejemplo a Metal Gear Solid de incitar al consumo de drogas.
    Sin embargo, de un tiempo a esta parte, al comprobar que esta industria mueve mucho dinero, se dedican a publicitar alegremente los lanzamientos triple A.

    Lo del Instituto de la Mujer y AI ya es de vergüenza ajena, en fin, más vale ignorar al ignorante, no merece la pena prestarles ni un segundo de atención.

    ¡Brutal artículo, como siempre!

  3. Da gusto leer articulos asi de buenos. Me encanta cuando alguien se lo curra y hace comparativas, análisis y reflexiones acerca de la vision de nuestra afición en los demás medios de comunicación, Enhorabuena

  4. Sensacional artículo. En cuanto a los casos que presentas, no voy a gastar ni una sola palabra de mi léxico en hablar de ellos, porque sería darles lo que quieren.

  5. Muy buen artículo, pero digo yo: que se regulen los videojuegos por edades según sus contenidos no es malo, ¿no? Es que debe hacerse, y se debe prohibir a un chaval de 14 años que se compre un GTA. Otra cosa es que no se haga, pero debería, empezando por los padres. Lanzo otra pregunta: ¿tenéis hijos? ¿os preocupa que jueguen siendo pequeños a un GTA, o a un juego de violencia explícita? ¿os preocupa que vea SAW con doce años? A mí todo esto sí me preocupa, y a los padres que no les preocupe es que algo sucede con ellos.

  6. @Todos

    Gracias. No fue fácil reunir todos los datos (especialmente el tiempo de diferencia entre catástrofe y película relacionada en televisión), pero me alegro de que el resultado haya gustado.

    @JMV

    No estoy necesariamente en contra de que se prohiba el acceso a menores a determinados juegos. Lo que sí estoy en contra es de que se establezca una medida cuyo objetivo sean únicamente los videojuegos, cuando no está probado que sean más (o menos) dañinos que el cine, la música, el cómic o la propia literatura. Es decir, o se regulan todos o ninguno, pero no veo correcto separar los videojuegos de otros medios por ser el pánico moral del momento.

  7. JMV: El día que yo tenga hijos y quiera una consola, ya haré por que juege a juegos de su edad, y cuando juege a juegos tipo GTA ya procuraré que entienda que eso no son más que imagenes.
    Las cosas hay que hacerlas bien desde un principio.

  8. Lo de A3,… no tiene nombre. Antes de prohibir los videojuegos, que prohiban las imágenes que ellos emiten delante de niños cuando dan el telediario, por ejemplo, y aprovechar catastrofes, ya sean medioambientales, atmosféricas o accidentes, etc, que emiten para subir audiencias.
    Siempre he dicho: Cuando señalas a una persona con el dedo, ten el cuenta, que tienes tres que te apuntan. Y A3… ufff.
    La principal educación empieza en casa. El arbolito, desde pequeñito. Pero la TV tiene tela, tela, marinera.
    Tambien emitieron la trajedia del Camping Alfaques. Que ejemplo, por Dios.
    Un gran artículo Daniel J.

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